Una canción especial para Mamá!!
Queridos amigos:
Toda Madre tiene su luz y nunca es tarde para reencontrarnos con ellas, físicamente o espiritualmente…
Bendiciones para todos esas Mujeres que han dejado una huella en nuestro corazón!!
FELIZ DIA DE LAS MADRES!!
Conferencia Gracias Mamá!!
Duelo, un desierto emocional
Tras la muerte de un familiar, nuestro mundo emocional se parece mucho a un desierto. Lo que antes era un bello vergel lleno de bellos sentimientos, ahora es un mundo nuevo, hostil y aterrador.
¿Cómo sobrellevar esto de la mejor manera posible?
Lo primero es asimilar la situación después del tremendo shock, pues el intenso calor y la falta de árboles que nos den sombra, nos aturden y nos dejan sin energías, tal como lo hacen los agobios y emociones encontradas de las primeras etapas del duelo.
Cuando llega la noche, el cambio brusco de temperatura, nos ayuda a recobrar la consciencia pero ahora el frío es intenso, paralizador y la soledad junto con el desespero se ciñen a nuestro ser… Hemos entrado en un nuevo mundo de extremos emocionales, de desorientación al no tener nuestras referencias anteriores y estamos paralizados al no saber hacia dónde dirigir nuestras escasas fuerzas…
En las primeras etapas nos parece que estamos solos en este desierto emocional y vemos espejismos por doquier, al igual que nos pasa cuando no queremos ver y asimilar la transición de nuestro ser amado.
Lo primero que debemos hacer es protegernos del terrible sol abrasador, sobre todo la cabeza y caminar al alba o al ocaso del día… Así debemos protegernos de los terribles y abrasadores pensamientos negativos que merman nuestras fuerzas, dándonos respiros para airearnos y pasear fuera de esas horas infernales, para recuperar nuestro equilibrio interior…
Lo segundo que empezamos a notar es que necesitamos agua desesperadamente, para calmar la sed que produce este nuevo estado desértico, al igual que el duelo produce la imperiosa necesidad de saber cómo y dónde está ahora nuestro ángel del Azul y cuanto más andamos, más se nos seca la garganta y menos energías tenemos para seguir.
En este estado la mente seca el cuerpo y sólo el alma puede darnos el agua que calmará para siempre nuestra sed de conocimiento, pero aun nos falta mucho camino que recorrer hasta llegar a este punto…
La desesperación y el miedo nos llenan de ira y gritamos duna tras duna lo injusto de esta nueva y terrible situación, nos caemos rodando por ese terreno extenuante y así pasamos varios días más, hasta que poco a poco vamos tomando consciencia de que así no podremos sobrevivir y tras sacar esa frustración, nos sentamos y nos montamos en la nube de la negociación interior… Sé que debo seguir caminando, pero me daré un poco más de tiempo, pero el tiempo es vital para no terminar deshidratados y el instinto de supervivencia empieza a florecer en nuestro interior, sacando fuerzas de flaqueza, empezamos a caminar para calmar nuestra inmensa sed…
Tras unos matorrales encontramos un pequeño charco, en el que sumergimos la cabeza y todo el cuerpo, ha llegado la primera señal de que podemos sobrevivir, si respetamos las horas de vigilia y descanso, y nos llenamos poco a poco de pensamientos sanadores… pero esa agua, es el Amor que surge de nuestros familiares y amigos, que nos dan los sorbos vivificantes, el apoyo silencioso y las fuerzas suficientes para seguir avanzando en dirección al Oasis que sabemos existe más allá del desértico horizonte.
Continuamos nuestro camino por esas dunas terroríficas, pero con la fe de encontrar agua y vegetación más adelante… pero los días pasan y los charcos que al principio nos parecían gigantes, ahora los vemos insignificantes, y ya no nos calman ni la sed… necesitamos más agua, pura, fresca y refrescante… Así pasa con la ayuda recibida, ya no nos consuela como al principio y poco a poco aparece la tristeza y la losa de la depresión cae sobre nuestras espaldas…
Las lágrimas aparecen sin cesar y en este desierto, cada gota derramada es un poco de vida agotada, la frustración nos paraliza de nuevo y nos refugiamos debajo de unas rocas que hay en todo desierto… La Coraza que nos hacemos para poder soportar el inmenso dolor y la terrible sed…
En esos momentos de descanso, al abrigo del sol abrasador, la suave brisa y el reconfortante refugio, nos hacen pensar con más claridad, de ese silencio del que al principio huíamos, ahora brota cual agua vivificante, respuestas que el corazón entiende y que la mente desconoce, insuflándonos de la vitalidad y confianza necesaria para seguir avanzando… Es el primer paso certero hacia la sanación, siendo conscientes de que aún queda mucho camino y periodos de sed, pero sabemos ya que donde hay vegetación hay agua… algo hemos aprendido… y ahora sabemos que el oasis está cada vez más cerca…
Estamos llegando al final del desierto emocional, la aceptación de la situación nos lleva a caminar con prudencia, sin prisas pero sin pausas, encontramos agua más a menudo y la vegetación se va haciendo más densa y refrescante…
Ahora, cuando tenemos sed, empezamos a cavar con nuestras manos pequeños pozos en los lugares que ya intuimos que hay agua… este es un gran secreto, la intuición la hemos agudizado y el Amor ha sido la llave que nos conduce a este nuevo terreno, diferente de la selva paradisiaca donde vivíamos, pero gracias a la cual, hemos aprendido a utilizar nuevas herramientas para poder seguir viviendo a pesar de todo y quizás de una manera más profunda…
Estamos cerca del oasis y nos encontramos con gente que también llego a este desierto de manera traumática, pero que al igual que nosotros ha sabido reponerse a las circunstancias y caminar hacia un nuevo estado emocional, la Paz de la aceptación y el Amor sublimado desde el corazón.
¡Y por fin, llegamos a nuestro oasis particular!
Nos damos cuenta que cavando cada vez más en lo profundo del ser… hemos encontrado en nuestra Alma, la fuente de aguas vivas que tanto soñamos y que ya el Maestro Jesús nos señalara con sus parábolas… El vergel lo hemos construido nosotros mismos, con nuestro esfuerzo diario, con nuestros pensamientos positivos, con nuestras debilidades y fortalezas, con nuestras lágrimas y sonrisas, con nuestra desesperación y nuestra fe… Al final hemos encontrado el equilibrio sanador que llega de Amarnos, conocernos y trasmutar el dolor en Armonía interior… Armonía que nos una a los nuestros, más allá del tiempo y del espacio, de desiertos y montañas y que en última instancia nos enseñan que el Amor es la energía que equilibra los extremos más duros de la vida.
Deseo de todo corazón, que todos vosotros encontréis vuestro vergel particular y el pozo más limpio, fresco y puro con el que se pueda soñar…
Recibid un gran abrazo de Paz y mil bendiciones!
La coherencia del corazón y el duelo
En esta ocasión, voy a contaros una interpretación muy personal de las dos maneras en que la coherencia del corazón y su reciente descubierto sistema neuronal propio, podrían afectar en la percepción y sanación del duelo.
La primera parte tiene que ver en cómo nos afectan y podemos afectar a otros los estados de ánimos por medio de las ondas electromagnéticas que irradia el corazón.
La segunda parte tiene que ver en cómo percibimos psíquicamente a nuestros seres del azul y como difiere la respuesta si entra en funcionamiento el sistema límbico o el reciente sistema neuronal del corazón.
Voy a ser muy esquemático y luego cada cual puede investigar en los cientos de artículos sobre este apasionante tema.
Cuando los seres humanos estamos en un espacio de entre 2 a 4 metros de distancia, nuestro subconsciente capta la información energética contenida en nuestro corazón…
Si una persona está nerviosa, su corazón emite esta desarmonía a su entorno, y los corazones cercanos empiezan por sincronía a oscilar de la misma manera, creando un ambiente de crispación aunque intentemos poner buena cara para disimular nuestro dolor, que al final lleva a un estado de frustración y de enfado, al no estar en armonía el plano físico, emocional y mental…
Por eso en el duelo es necesario para ir sanando, ser sinceros con nosotros mismos, para llorar si así nos apetece y reír si así ocurre, ya que aunque disimulemos, nuestro corazón no engaña al corazón de los otros y hay que ser uno mismo más que nunca, dejando los prejuicios a parte, cosa complicada por las memorias almacenadas durante toda nuestra vida, pero no imposible.
Por eso también al estar más sensibles, notamos quien nos acompaña con el corazón y quien lo hace porque toca hacerlo… Una vez más el corazón “ve” más allá de las apariencias y por eso la sinceridad del que nos acompaña y escucha nuestro dolor, es fundamental para estar en armonía y poder coger la mano del que nos la tiende y poner nuestro corazón en la suya…
Cuando aparece la sublima compasión nacida del Alma, los corazones de las dos personas hablan el mismo idioma y una mirada o un abrazo es suficiente, para que rueden lágrimas sanadoras o silencios llenos de gratitud sin cesar.
Esto se puede extrapolar a muchos otros aspectos del duelo, pero creo que si habéis cogido la idea, podéis utilizarlo conscientemente y de esta manera ver los procesos energéticos “invisibles” que influyen en nosotros y entender así situaciones que antes pasaban casi desapercibidas.
La segunda parte de este artículo, ha surgido como resultado de las experiencias psíquicas que tuve cuando fallecieron algunos de mis seres queridos y cómo las percibí y me ayudaron a sanar.
Cuando estamos en duelo, hay un bloqueo mental lógico al tremendo shock sufrido, esto nos crea stress y nuestro cerebro casi va en automático, siendo el sistema límbico el que toma el mando.
Ya que este contiene todas las memorias emocionales tanto negativas como positivas, pasamos a estar en manos de acciones y reacciones donde el cortex casi no tiene tiempo de reaccionar al ser más lento que el sistema límbico, con lo que no racionalizamos casi nada de manera normal, no sabemos qué nos ha pasado y menos porqué, el caos es absoluto.
En estos casos, fácilmente podemos pasar a tener los llamados estados alterados de consciencia, donde percibimos destellos del mundo del Alma, pero al estar tan colapsados no somos conscientes de lo que son o si algo intuimos, dudamos de que así sea, al no estar acostumbrados a estos fenómenos psíquicos.
Conforme vamos pasando por las etapas de duelo, la mente va sanando, pero las emociones no siguen su ritmo, siguen pasando directamente por el cerebro instintivo. ¿Cómo acelerar esa recuperación y equilibrar emociones y pensamientos? Ahí entra la coherencia del corazón, el nivel de consciencia particular de cada uno y el tiempo necesario para trasforma el sufrimiento en dolor, el dolor en tristeza y la tristeza finalmente en paz.
Cuando nuestros seres queridos nos envían un mensaje psíquico desde otra dimensión, al llegar a nuestros sentidos psíquicos y pasar a la subconsciencia, se mezcla con los pensamientos que nos activan los recuerdos de nuestro ser querido, ya que el cerebro no distingue que es un mensaje psíquico y lo ve cómo recuerdo… Activando las emociones de perdida y sumiéndonos en una profunda caída energética, emocional y mental donde nos asaltan miles de pensamientos, miedos, frustraciones, etc… que voy a contar que no sepamos cada uno por su propia experiencia personal e intransferible.
Pero cuando ese mensaje pasa a través del corazón, de la intuición, cuando estamos serenos y en brazos de nuestra alma, la percepción psíquica, pasa directamente del corazón hacia el cortex por medio del sistema parasimpático, así como a través de otros centros psíquicos y energéticos del cuerpo, percibiendo entonces una sensación de paz junto con una expansión de la consciencia.
En este estado de comunión psíquica, podemos percibir lo que miles de personas en duelo han vivido y muchos no se han atrevido a contar por temor a que nadie les creyera, como por ejemplo oler aromas de flores, el aroma de su perfume favorito o respirar tranquilos sintiendo cerca la presencia del ser amado.
También podemos sentir imágenes o palabras de esperanza que sabemos ciertas y lágrimas de felicidad pueden rodear nuestras mejillas… pero puede que al racionalizarlas entren en conflicto con nuestras creencias y podemos dudar así de su realidad trascendente, este punto ya depende de la sinceridad de cada uno, del tiempo que dedique a su autodescubrimiento interior, del tiempo que entre el silencio para escuchar su alma, en fin de vivir en la fe que proporciona la experiencia interior que ayuda a tomar consciencia de la responsabilidad que tenemos de cambiar o no nuestra manera de procesar la vida en todas sus facetas.
Por eso es importante tratar estos temas cada vez más de manera holística, pues el alma muchas veces, por no decir casi siempre, no se tiene en cuenta a la hora de sanar. Tenemos un cuerpo, una psiquis (emociones y pensamientos) y un alma y parte de la verdadera sanación a mi humilde entender nace de tener en cuenta la UNIDAD que somos y como esa unidad también se extienda a la FRATERNIDAD SANADORA demostrada en los grupos de autoayuda, donde hablan los corazones, donde habla la tolerancia, donde al final se ven almas y no personas, se ven corazones y no pensamientos, donde el Amor más coherente termina sanando el cuerpo, la mente y el alma…
Hoy más que nunca me despido con un abrazo de corazón a corazón… ¡Bendiciones!
Vuestro amigo de sendero, Guillermo J. Recourt