Diciembre un mes de festejos, regalos y celebraciones para muchos, donde el amor, la paz, la alegría y estar en familia se hace el sentido de recibir el espíritu navideño. ¿ Pero qué hay de todas aquellas personas que están con una enfermedad grave, aquellos que no tienen familia o que han perdido un ser querido por diversas circunstancias?
Socialmente se empuja a que los seres humanos sean parte de un grupo de tradiciones, pero llegan momentos en que no habrá deseos de festejar o celebrar cuando se siente que lo amado está lejano, ¿cómo se puede ser feliz si está herido un corazón por una ausencia? ¿Cómo puedo disfrutar de los festejos cuando un miembro de la familia está muriendo?
Lo que más duele…
Cuando tenemos una pérdida simbólica o real, y llegamos a final de año, es muy común que los recuerdos nos invadan de forma avasalladora, duele y enoja ver que mientras a nosotros nos invade la tristeza por nuestros vacíos y ausencias, otros celebren con tanto afán, vemos que la vida continua, que la gente se divierte y que no esperarán por ti.
También es frecuente que nos percibamos rodeados de gente que nos quiere cuidar pero seguimos sintiendo la soledad y la incomprensión, esto nos puede provocar algunos sentimientos de culpa por no corresponder a sus expectativas y mucha frustración por ese dolor tan nuestro, silencioso y certero que nos lleva a desear un espacio para poder ser libre y manifestar nuestra tristeza.
¿Celebrar o No?
Celebrar la Navidad y el Año Nuevo es una elección personal, que se origina desde nuestro ser, no es un compromiso familiar ni social, el único compromiso que tenemos cuando se está en duelo es con nosotros mismo, las tradiciones y festividades dejan de ser importantes cuando no hay nada que aportan a nuestro crecimiento y persona.
Si es tu deseo no celebrar como antes, te diré que tu elección es válida y saludable, no te dejes envolver en lo que los demás esperan de ti, ya que ellos son los que no “quieren” sentir la tristeza por no saber enfrentar sus propios miedos y heridas.
Creo profundamente que toda persona tiene derecho a vivir su dolor de la forma que le parezca, la familia puede establecer una comunicación que otorgue a cada uno expresar sus deseos y sentimientos, pero sin manipular o condicionar al doliente a que ceda a los que los demás necesitan hacer para sentirse bien, recuerden que dar la oportunidad y el permiso para ser sufriente es decirles también a nuestro familiar que les queremos de manera incondicional.
Respetar el proceso del dolor
La época navideña nos dice que es un tiempo para ser feliz, la presión sociocultural nos empuja a que sea así, sino estarás del otro lado de la línea y por ser diferente te abrumarán queriendo que vuelvas al grupo donde es más fácil convivir contigo.
Cada Persona vivirá el duelo de forma única, es ilógico que sigamos tratándoles en modelos o esquemas de tiempo y salud, creo que si hay alguien que puede enseñarnos más de la vida y del amor es ese dolor que se manifiesta a niveles profundos y que arrebata la alegría de seguir la vida conforme a las expectativas de los otros.
Navidad para la familia que tiene un miembro con una enfermedad grave
El tiempo presente tiene la maravillosa cualidad de regalarnos el poder ser y estar con los que amamos, aunque la navidad nos puede recordar tanto el inicio como el final de una etapa, así que interiormente nos puede angustiar el sentimiento de perder lo amado y darnos cuenta de que tal vez sea la última vez que podemos estar con ese familiar enfermo y eso nos produzca una gran tristeza.
Pero a pesar de ese dolor, cuando se tiene todavía el don de la vida, tendremos la ventaja de construir momentos inolvidables para ellos y para nosotros, donde se les puede ofrecer respetuosamente un acercamiento físico, emocional y espiritual.
Cada familia tiene su historia, sus creencias y sus valores, les recomiendo reconciliar el pasado en un presente de amor, así se libera cada uno de los miembros, sean honestos con lo que sienten y más allá de sus propias necesidades piensen en todo lo que les ha enseñado esa persona que tanto aman y denles gracias por lo recibido, esto les da mucha paz a nuestros enfermos y se incrementa su energia para vivir su transición espiritual.
Vivir un día a la vez llenos de amor, les guiará a vivir esta etapa con la consciencia de que estar presentes en comunión con el enfermo, es el mejor regalo que les podemos dar en vida.
Una navidad diferente….
La Navidad es un simbolismo, y no necesariamente amamos más en estas fechas, así que como parte de una develación interior, también las navidades pueden ser tristes y no por ello están alejadas de la espiritualidad y del amor, al contrario creo que en esa tristeza hay mucho de sabiduría cuando se hace con la consciencia del amor y el compromiso de ser honestos con los sentimientos más profundos, esto a su vez les permitirá sentirse en comunión con su ser .
El duelo tiene una revelación profunda donde cada persona hará una transformación interior a su ritmo y a su paso, no es necesario forzar a que salga el sol cuando todavía la sombra de la noche nos rodea, ya que el sol por si mismo tiene la sabiduría para aparecer en el momento oportuno.
Como psicoterapeuta, sé que sólo la persona tiene el poder para realizar su propio camino de autodescubrimiento y sanación, y que imponer salud es negarla, pero escuchar el dolor es facilitar presencia y sanación.
Así que hoy les dedico este escrito a todos mis hermanos que están pasando por una pérdida, manifestándoles que son merecedores del respeto a sus elecciones de dolor y que les invito a ser amor para Ustedes y para lo amado y en esta condición vivir como cada uno elija una Navidad doliente.
Les mando un abrazo de corazón a Corazón!!
Su Amiga
Socorro Ceja