La infidelidad…

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Una de las peores traiciones que experimentamos hacia nuestra pareja o por parte de ella es la infidelidad; y generalmente pensamos que la persona infiel es la única culpable, sin embargo la infidelidad puede ser el resultado de la crisis de una pareja, pues quien es infiel lo hace mayormente porque busca en otra persona cuestiones sexuales, emocionales o intelectuales que no encuentra en su pareja; al menos esta es la percepción y la justificación general.
La infidelidad no siempre sucede espontáneamente, con frecuencia hay diversos motivos que la provocan. La lista de razones es interminable, pero los sexólogos especialistas en terapia de pareja coinciden mayormente, en que de una u otra forma, todas intentan satisfacer las carencias en la pareja:

  1. La persona se siente devaluada. Terminado el enamoramiento, (limeranza*) se enfrenta a la pareja real y se olvida a la idealizada, y sus conductas no siempre placenteras en la convivencia defraudan las expectativas individuales o las que se implantaron socialmente. Si la pareja abandona al otro centrándose sólo en sus objetivos personales y no en los de ambos, y al mismo tiempo se relaciona con una persona distinta que lo haga sentir más valorado, la elegirá inconscientemente como nueva compañera(o). Principalmente para las mujeres, es muy importante sentirse bellas, deseadas y protegidas por su pareja. Si no se cumplen estos objetivos, siente una gran frustración y se devalúa su autoestima. Una forma de sentirse de nuevo atractivas y deseadas, es siendo cortejadas en una relación extramarital.
  2. La monotonía. Cuando uno de los miembros de la pareja descuida el tiempo en común por sus actividades personales y deja de tener detalles cariñosos el otro miembro, este siente que el amor se acabó, se produce un distanciamiento y comienza a sentirse encadenado a pasar el resto su sus días en una relación que ha perdido su encanto. El matrimonio que generalmente se sumerge en la rutina y en el aburrimiento se viene abajo a causa de un encuentro con un intruso que llega y aborda con el misterio, encanto y riesgo de los que carece esa relación.
  3. Una vida sexual deficiente. El sexo es un elemento esencial en la pareja y si éste es defectuoso, quien se siente insatisfecho tiende a buscar fuera de la relación la satisfacción sexual que no encuentra en su pareja. Si aun cuando se experimente un gran amor por la pareja, en la cama no encuentra nada excitante, se vengará teniendo relaciones sexuales con otra persona, porque está enojado con su pareja que no quiere hacer el amor o no quiere llevar a cabo sus fantasías sexuales.
  4. Dependencia emocional de los padres. Si la pareja no es emocionalmente independiente de sus padres y no establece límites respecto a ellos o la familia, esta conducta infantil hace sentir sin su apoyo al otro miembro, y esta necesidad insatisfecha de ser escuchados y atendidos los impulsa a buscar una relación extramarital.
  5. Busca nuevas sensaciones. Si se acaba la seducción del enamoramiento o la pasión y se vive en el hastío de una relación, hay quienes necesitan seguir satisfaciendo su necesidad de seguir enamorados o emocionados. La curiosidad de experimentar el sexo con otras personas y de vivir la aventura es un fuerte motor para buscar un affair. Lo prohibido fue, es y será uno de los más grandes incentivos para buscar emoción.
  6. Se idealiza a la pareja. Para continuar idealizando a la pareja, muchas veces se elige como amante a una persona totalmente opuesta. Hay quienes llevan a cabo todas sus fantasías sexuales con el amante y no con la pareja para sentir que la siguen manteniendo en el concepto de “decente”.
  7. La pareja lo permite. Se dan casos en que la parejas están de acuerdo en que se tengan relaciones extramaritales, porque son conscientes de que necesitan satisfacer las deficiencias que existen en ls propia relación o simplemente como un profundo entendimiento de la naturaleza humana, ya aceptan y participan de lo inevitable.
  8. Se amenazada la libertad. Cuando la pareja es asfixiante o se presenta el pavor a perder la independencia y quedar atrapados en una relación, intentará sentirse libre cometiendo actos de infidelidad.
  9. Alarde de poder. Por haber obtenido poder, dinero y una posición social, hay quienes sienten que se han ganado el derecho a tener un mayor potencial sexual con el sexo opuesto.

La infidelidad es un síntoma de la serie de crisis por las que atraviesa la pareja. Si buscamos en el fondo, descubriremos que somos infieles cuando no encontramos en nuestra pareja lo que buscamos y nuestra relación no satisface completamente nuestras necesidades o en algunos casos simplemente por placer como ya mencionamos anteriormente. Sin embargo, superar la crisis dependerá de la forma en que podamos comunicarnos como pareja.
Ahora bien, hasta ahora sólo hemos analizado algunas de las forma más usuales de ser “infiel”, pero existen otras maneras de establecer relaciones fuera del contexto de una relación estable. Para este objetivo clasificaremos a la infidelidad en tres grandes categorías por su duración/intensidad:

  • Tipo A: Infidelidad Ocasional.
  • Tipo B: Infidelidad Recurrente.
  • Tipo C: Infidelidad Permanente.

Cabe mencionar que aun cuando en ciertas frases pudiere parecer que se habla específicamente de un hombre o una mujer, la situación de ser infiel, no es privativa ni mayoritaria de un género en particular, independientemente de que así nos lo quieran hacer parecer en diversos contextos.

Infidelidad Ocasional (Tipo A).-
Es cuando la persona no presenta conciente ni subconscientemente motivación alguna más allá de un simple gusto por la diversidad. Es decir, el individuo infiel lo es simplemente por así convenir a sus gustos. Este tipo de infidelidad es exclusivamente física y se presenta generalmente en personas cuyo nivel de experiencia en la vida es más alto que el de la mayoría. No genera dependencia emocional hacia la persona objeto de deseo; y lejos de afectar negativa o destructivamente a la pareja, fortalece esta relación, por actuar como válvula descompresiva a situaciones de tensión generadas por la naturaleza misma de una relación fija. Generalmente se presenta con diferentes personas aunque en ocasiones bien establecidas de común acuerdo se puede presentar con una sola persona. No requiere de atención psicológica de pareja. Tiene su origen en el desfasamiento factorial*
Infidelidad Recurrente (Tipo B).-
Esta se presenta efectivamente como ya se mencionó anteriormente por carencias o descuidos de la pareja primaria. Uno de los miembros se ve forzado por la misma motivación de satisfacer necesidades no cubiertas por su pareja, ya sean afectivas, sexuales, intelectuales o cualquiera otra a buscar en otra persona como cubrir estas necesidades, sean reales o no. Este tipo de infidelidad si genera dependencia emocional y física. Es muy parecido a los efectos de una adicción propiamente. El miembro que se ve obligado a buscar fuera de la relación primaria lo hace con una sola persona (la/el amante) a la que este considera ciertamente tener las características necesarias para hacerlo feliz. Este tipo si requiere de atención psicológica de pareja. Y su estado si produce desequilibrio real en la estabilidad de la pareja primaria.

Infidelidad Permanente (Tipo C).-
Este tipo es el más destructivo. Se presenta ya no por antojo o necesidad no cubierta, sino por un conjunto de dependencias que generan en la persona que lo ejerce la sensación de seguridad en otro entorno alterno a la relación primaria. Ya no se contempla que existan necesidades no cubiertas, sino que se vive una doble realidad, donde la pareja que originalmente fungió como primaria, se convierta en la relación alterna sin notarlo. Muchas de estas relaciones no aparecen en la vida de las personas sino hasta después de la muerte. En este caso genera ya otro tipo de dependencias, la mayoría emocionales. Sin embargo, la relación alterna se convierte invariablemente en aquella que en un principio trato de aliviar. Se procrean, crían y educan otros hijos. Este tipo de infidelidad no requiere atención psicológica de pareja, ya que como tal no existe nada que rescatar, pero presenta una nueva necesidad de atender a sus miembros de forma individual, sobre todo a la pareja primaria, quien se verá fuertemente afectada.
RESUMEN
Por todo lo anterior, podemos resumir en lo siguiente: la infidelidad principalmente no es la causa sino el efecto de una disfunción en la relación de pareja. No obstante existen tipos o niveles de infidelidad que lejos de afectar a la pareja, la fortalecen; siempre y cuando se establezca abiertamente, de común acuerdo y de forma equitativa. Es una cuestión educativa y cultural al igual que todos lo elementos que hemos estudiado de las distintas etapas de la crisis de los 30 y todas las demás crisis por las que atravesamos tanto hombres como mujeres. Se origina en el síndrome de pertenencia que ya mencionamos en la parte de los celos y en el desfasamiento factorial*, ya que si aceptáramos como tal la naturaleza del ser humano y viviéramos inmersos en la realidad, no habría necesidad de prometer actitudes o sentimientos que difícilmente a lo largo de los años podremos cumplir con cabalidad. Y por lo tanto no se generarían las expectativas de exclusividad con las que hemos crecido. Estos son los hechos y debemos recordar que estos se alimentan de la realidad no de nuestras opiniones o creencias, por lo tanto el que estemos de acuerdo o no, no producirá cambio alguno ni en el origen ni en las consecuencias.
*Desfasamiento Factorial
Factores en la deformación de los procesos de comunicación interpersonal físico-afectiva en la pareja o Desfasamiento factorial.-
Proceso mediante el cual se localizan, se clasifican e interpretan los factores físicos y emocionales de la comunicación en la pareja y el factor que rompe y descompone este delicado equilibrio: el factor social. Este último genera una brecha comunicacional que contamina los procesos asertivos a los que una pareja podría acceder de manera natural y conciente.
H. Harrell (1987)

Breve análisis de las pulsiones…en primer lugar

El concepto de pareja ha sufrido muchas adaptaciones a lo largo del tiempo; nos llevaría casi una eternidad describir por cuantas y cuáles han sido las etapas por las que ha tenido que atravesar para llegar a lo que estamos viviendo actualmente. Sin embargo, es posible hacer una descripción clara a través de la ejemplificación de los que son las pulsiones. Analicemos pues, uno de los conceptos que nos encontramos en línea, para posteriormente poder utilizar de forma asertiva dicho concepto en todos nuestros artículos, sobre todo aquellos que se refieran a la sexualidad humana, y ya que causa tanto escozor el tema entre los círculos conservadores, nos hemos visto en la enorme necesidad de dedicarle un artículo entero al análisis de este término para evitarnos criticas no fundamentadas en el futuro.

Primeramente debemos hacer una breve conceptualización de lo que es una pulsión. Pulsión (del francés pulsión, y ésta del latín pulsio y pulsun y estos del verbo pulsāre: pujar, impeler), en psicoanálisis, impulso psíquico característico de los sujetos de la especie humana.

 

López Ballesteros, como la mayoría de los traductores al inglés, traduce la palabra alemana Trieb por “instinto”, y los traductores franceses posteriores a Lacan la traducen por pulsión, aunque por lo general se interpretan de modo distinto. La pulsión sería algo dinámico, en la que influye la propia experiencia del sujeto, y su historia ontogenética, la referida al desarrollo de éste. En cambio, el instinto sería netamente congénito, heredado genéticamente. El instinto es típico de los animales no racionales. Mientras que el instinto posee objetos precisos e inamovibles para su satisfacción, las pulsiones carecen de objetos fijos, predeterminados.

Se denominan así pulsiones a las fuerzas derivadas de las tensiones somáticas en el ser humano, y las necesidades del ello; en este sentido las pulsiones se ubican entre el nivel somático y el nivel psíquico. Así como las pulsiones carecen de objetos predeterminados y definitivos; también tienen diferentes fuentes y por ello formas de manifestación, entre ellas: Pulsión de vida o Eros, pulsión de muerte o Thanatos, pulsiones sexuales, pulsión de saber, etc.

A fines de s. XIX Sigmund Freud observa que en el ser humano existen motivaciones perentorias y somáticas que escapan a lo instintivo, es más: pueden ir contra lo instintivo; de hecho, la “conducta” humana es un conjunto de “conductas” extremadamente variables que superan a la definición característica del instinto. Con todo, durante algunos años mantiene la denominación de “instinto” (“Instinkt” escribe en alemán). Aún sin una designación definitiva, en 1905, en los “Tres ensayos para una teoría sexual” explica ya claramente la diferencia entre instinto y pulsión: pulsión designa al impulso provocado ante una excitación y una tensión corporal, tensión que tiende hacia diversos objetos y que si accede a ellos sólo se descarga momentáneamente; la pulsión -a diferencia del instinto- nunca queda satisfecha completamente. Sin embargo veremos más adelante que estas conceptualizaciones son muy debatidas.

En 1910 Freud introduce el concepto de pulsión sexual (la teoría psicoanalítica “clásica” siempre ha enfatizado lo libidinal de las pulsiones) por semejanza con el concepto de “pulsión de nutrición” (en efecto, nada casualmente, en alemán la palabra Lust tiene los significados normativos de “hambre”, “apetito”, “ganas”, “inclinación”, “gusto”). Sin embargo será clave el uso por parte del mismo Freud de otra palabra alemana para denominar y conceptualizar a estos impulsos metainstintivos, el uso de la palabra Trieb que luego se traducirá al español mediante la palabra pulsión.

La diferencia entre instinto, impulso y pulsión es materia de discusión puesto que muchos psicólogos consideran que instinto o impulso, y pulsión serían conceptos equivalentes. La explicación es que los conceptos son creaciones del lenguaje, y no entidades con existencia propia. Las diferencias serían de semántica e interpretación, no de existencia ontológica.

Estas diferencias semánticas han sido establecidas no por Freud, sino por sus seguidores al traducir los textos y comentarlos.

Los instintos también tienen las características de la pulsión. Por un lado, tienen los cuatro componentes que se atribuyen a la pulsión. Por otro lado los objetos en los animales no humanos no son predeterminados y definitivos, por eso se los puede entrenar y por eso se pueden domesticar muchas especies animales. En etología se sabe que se puede lograr que ciertos animales copulen con objetos, si estos objetos son diseñados con las características adecuadas. Al mismo tiempo los animales no humanos también aprenden de la experiencia y por lo tanto los instintos son muy flexibles igual que el concepto de pulsión.

No es posible afirmar que las pulsiones no se satisfacen y que el instinto se satisface. En efecto, las pulsiones tienen una satisfacción temporal, pues de lo contrario la conducta quedaría paralizada. El individuo ante una pulsión que siempre tiene origen somático busca satisfacerla y puede lograrlo por un cierto tiempo, hasta que la pulsión nuevamente exija nueva satisfacción. La pulsión sería la alarma o indicador psíquico de una necesidad somática. Si las células del cuerpo necesitan agua H2O, el aparato psíquico recibe una señal equivalente a las sensaciones de sed. Ante dicha sed el organismo recurre a su experiencia para intentar saciar dicha sed, y lo logrará por ejemplo, bebiendo de una fuente de agua. Pero esto sucede exactamente igual con los instintos o impulsos biológicos: aparece un impulso instintivo, como ser hambre y el organismo actuará para obtener alimento y comer de modo tal que la necesidad quede satisfecha, hasta que nuevamente se repita esta necesidad en un momento posterior. Como se puede ver, un instinto o impulso es temporalmente satisfecho, del mismo modo que el postulado para las pulsiones.

También hay que recordar que muchas especies pueden aprender a realizar conductas al escuchar órdenes emitidas verbalmente por humanos, o bien mediante mensajes sonoros, visuales o de otro tipo. Esto implica que su conducta puede ser modificada por el lenguaje y por la cultura, en principio la cultura humana.

Se afirma que los animales no racionales tienen instinto, pero no pulsión, y que el instinto es un reflejo automático del tipo estímulo-respuesta, pero que la pulsión no tiene dicha característica. El problema de la racionalidad no puede ser invocada puesto que es materia de debate. En principio, se podría afirmar que los humanos son los únicos animales con lenguaje hablado. Comunicarse se comunican todos los organismos vivos, e incluso las máquinas, pero se afirma que el humano es el único que se comunica mediante el lenguaje hablado y que el lenguaje hablado tiene la característica de la polisemia. Esta característica de la polisemia, se acompaña de la capacidad imaginativa, por lo cual es posible todo tipo de tropos y modificaciones.

Esto implica que cualquier palabra que un individuo, mediante asociaciones semánticas o fonéticas o visuales, logre vincular con alguna sensación, dicha palabra quedará asociada a la sensación. La publicidad y el marketing se valen de esta característica, y la semiótica y semiología estudian estas cualidades de los signos. De este modo, entre el estímulo y la respuesta, existiría un intermediario, que es el lenguaje, o mejor dicho, 1) las reglas y mandatos sociales que han sido fijados en la memoria del individuo, 2) lo que el individuo cree o imagina que la sociedad espera de él. 3) las sensaciones de placer o displacer que el individuo asocie con dicho estímulo y las posibles respuestas.

Una excitación sexual de origen químico puede asociarse a una palabra y evocar en la memoria el objeto que dicha palabra denota o connota (por ejemplo el rostro de una persona), o una palabra puede desencadenar por asociación una excitación sexual química. Esto significa que ante un estímulo, la respuesta va a ser variable dependiendo de los factores mencionados. Aparece la toma de decisión que precede a la respuesta, y por lo tanto la respuesta ya no sería automática sino que está mediada por una elección ante distintas alternativas. Si no hubiese elección posible, entonces estaríamos frente a un estímulo-respuesta automático.

Pero esto conduce a la paradoja de que estas asociaciones de que se valen la publicidad y el marketing, desencadenan respuestas, por lo tanto estamos nuevamente ante un estímulo-respuesta. Lo que sucede es que la respuesta ha cambiado, pero no deja de ser una respuesta ante un estímulo. Este es el principio fundamental de las terapias conductistas, la capacidad de lograr que un estímulo-respuesta pueda ser creado o modificado por la experiencia.

Lo que se conceptualiza como sublimación es la modificación de la respuesta que desencadena un estímulo.

Al mismo tiempo, pulsión de vida y pulsión de muerte lo tienen todos los organismos vivos, tal cual Freud mismo lo postuló en sus trabajos, por ejemplo en uno de los últimos: Esquema del psicoanálisis (1938). Esto es una lucha de la materia propiamente viva en su organización, y no una característica de los humanos. Específicamente nos dice que Respecto de la pulsión de destrucción, podemos pensar que aparece como su meta última trasportar lo vivo al estado inorgánico; por eso también la llamamos pulsión de muerte. Si suponemos que lo vivo advino más tarde que lo inerte y se generó desde esto, la pulsión de muerte responde a la fórmula consignada, a saber, que una pulsión aspira al regreso a un estado anterior (…) Esta acción conjugada y contraria de las dos pulsiones básicas produce toda la variedad de las manifestaciones de la vida. Y más allá del reino de lo vivo, la analogía de nuestras dos pulsiones básicas lleva a la pareja de contrarios atracción y repulsión, que gobierna en lo inorgánico.

Freud explica en Esquema del psicoanálisis: El poder del ello expresa el genuino propósito vital del individuo. Consiste en satisfacer sus necesidades congénitas. Un propósito de mantenerse con vida y protegerse de peligros mediante la angustia no se puede atribuir al ello. Esa es la tarea del yo, quien también tiene que hallar la manera más favorable y menos peligrosa de satisfacción con miramiento por el mundo exterior. Aunque el superyó pueda imponer necesidades nuevas, su principal operación sigue siendo limitar las satisfacciones. Llamamos pulsiones a las fuerzas que suponemos tras las tensiones de necesidad del ello. Representan {repräsentieren} los requerimientos que hace el cuerpo a la vida anímica.

Afirma que el esquema general del aparato psíquico se considera válido también para los animales superiores, semejantes al hombre en lo anímico, y que cabe suponer un superyó siempre que exista un período prolongado de dependencia infantil, como en el ser humano.

Freud ya planteaba estos problemas desde sus primeros escritos, como en Proyecto de psicología para neurólogos (1895) donde habla de la vivencia de satisfacción como el mecanismo neuronal necesario para que un objeto que satisface una necesidad, pueda ser posteriormente evocado de modo tal que un organismo pueda volver a satisfacer dicha necesidad. Este mecanismo es necesario para que cualquier organismo aprenda de la experiencia y se oriente en el mundo para satisfacer sus necesidades. Si los organismos vivos no tuviesen dicha vivencia, entonces no podrían aprender a diferenciar los objetos del mundo que pueden ser consumidos, y no podrían diferenciar lo percibido de lo recordado.

Recordemos también que existen una enorme cantidad de sociedades no humanas, que incluyen tanto mamíferos como insectos. La sociobiología ha logrado avances enormes en el estudio de dichas sociedades. Si se postula que un organismo humano debe sublimar sus pulsiones por mandato social, no podemos afirmar que la misma situación pero en otros animales es instinto y en humanos es pulsión. Incluso las hormigas requieren del auxilio de otros individuos de su especie para sobrevivir en sus tiempos de inmadurez. Existen especies animales en los que la proporción de tiempos de dependencia respecto a su tiempo de vida máximo son superiores a la de los humanos, como en ciertos cetáceos y en elefantes.

Por otra parte, por un lado se afirma que la pulsión carece de objeto fijo, pero por otro lado se afirma que el individuo toda su vida buscará un objeto perdido, o incluso se afirma que el individuo toda su vida buscará un objeto que nunca existió. En definitiva, reducen toda la problemática humana a un único objeto. ¿Hay algo más rígido que un objeto que se busca toda la vida? Es por esto que cuando se indaga en las distintas teorías que pretenden distinguir entre instinto y pulsión, la diferencia se desvanece.

Pero ¿por qué tanto interés en definir al concepto cuando entre los mismos especialistas no logran ponerse de acuerdo? La respuesta es simple; haremos varias comparaciones en cuanto a las conductas humanas más habituales en nuestra sociedad y será muy importante saber distinguir entre lo que es humanamente controlable y lo que en definitiva no. De este análisis de la realidad conductual surgirán algunas ideas que deberán ser analizadas antes de ponerlas en práctica. Debemos recordar también en todo momento, que el conocimiento en sí mismo no representa un aprendizaje significativo y que sólo aquel que es validado a través de la experiencia puede ser fijado en los esquemas más básicos de aprendizaje en el ser humano. Comencemos entonces, una vez aclarado este punto, con todo lo concerniente a la pareja y a su sexualidad.

¡Tips para ser una pareja saludable!

¡Me quiero, te quiero, nos queremos!!

Desde muy pequeños casi todos aprendemos que lo “normal” es que encontremos a otra persona con la cual compartiremos nuestra vida , que tenemos que tener una familia y crear con nuestra pareja  un proyecto de vida común.

De tal modo que, es un hecho que muchos vamos por la vida,  buscando  a esa  “media naranja ” ,a esa  ” pareja ideal”,” a ese príncipe o princesa “azul” de los cuentos de hadas con quien “vivir siempre felices”.

Afortunadamente la realidad es bastante lejana a los cuentos de hadas,  no es posible que con tanta información a nuestro alcance, continuemos  con esos “obsoletos” paradigmas sociales, ya es tiempo de  que “dejemos las fantasias” con el amor , con nuestra pareja, y con uno mismo.

Al ser honestos y conscientes de nuestras necesidades y expectativas afectivas, nos permitirá establecer relaciones de pareja,  armoniosas y saludables.

Es poco común encontrar  muchas parejas establecidas, que con o sin el acta de matrimonio, no  tengan  problemas e insatisfacciones en ciertas etapas de la convivencia,  principalmente derivados de conflictos en la dinámica de la relación de pareja.

Muchas mujeres se sienten atrapadas en una relación que no les hace feliz y viven en la eterna queja y soñando con lo que no tienen;  muchos hombres viven con la  amargura el peso de una relación que ha perdido la magia, la pasión  y el entusiasmo del principio.
Ese es uno de los principales problemas del ser humano, vivir y proyectarse en otros tiempos, ya sea en el pasado o en el futuro,  hay muy poca consciencia que la relación de pareja se vive activamente en el PRESENTE!
Si te interesa reconstruir y alimentar tu relación, te recomiendo revises y apliques según tu caso, las  siguientes reglas de una buena relación de pareja:

1.- Atracción física. Cuando iniciamos una relación, generalmente el primer elemento que nos atrae hacia la otra persona es su aspecto exterior. Curiosamente está entre las cosas que más tienden a descuidarse una vez que se establece la pareja. No es raro ver que “una vez atrapada la presa” dejamos de cuidarnos físicamente, engordamos, dejamos de rasurarnos o peinarnos, descuidamos nuestro vestido y apariencia, aparecen los tubos en el pelo o por la noche las cremas en la cara… Dejamos de tener el esmero que mostrábamos durante la fase del cortejo o del noviazgo. No importa cuánto tiempo tenga la pareja de establecida: es importante tratar de seguir siendo atractivos físicamente para la o el compañero.

2.- Atracción intelectual. Este punto se refiere a la necesidad, muchas veces olvidada, de que a lo largo del tiempo se busque seguir teniendo intereses comunes. Muchas veces la casa, los hijos o la familia se convierten en lo único de lo que pueden hablar; se pierde todo aquello que durante la fase del noviazgo era pertinente sólo a los dos y consecuentemente ello lleva al tedio y a la falta de interés. Es necesario seguir compartiendo cosas exclusivas de los dos. Cuando novios era muy importante “poder estar solos”, pasear tomados de la mano por un parque o sentarse en una banca o en un café por horas y horas hablando de los dos y de “esas cosas” exclusivamente nuestras.
3.- Atracción afectiva. Para que una pareja subsista armoniosamente se requiere que exista un sentimiento hacia el otro. Puede dársele el nombre que se quiera, pero lo más común es hablar de amor. Es cierto que los filósofos y los escritores discuten mucho sobre el significado verdadero de este término tan utilizado por tantos y pocas veces concretado en cuanto a lo que quiere decir. Sin embargo, tratando de hacer las cosas sencillas podemos decir que en el seno de una pareja debe existir un sentimiento hacia el otro que se concrete en la frase: “tú a mí me importas”. Ello implica que si me importas deseo tu bienestar, tu crecimiento, tu desarrollo, tu independencia y tu felicidad. Este es el verdadero amor en el seno de la pareja, y no el sentimiento posesivo y controlador que suele ser la regla.

4.- Comunicación. Se refiere a que tratemos constantemente de que nuestros sentimientos y palabras sean entendidos por el otro, pero esto al mismo tiempo que hacemos un esfuerzo por entender los sentimientos y lo que el otro dice. Existen parejas que hablan mucho pero que realmente no se comunican, lo que suele ser muy dañino para la relación.

5.- Empatía. Está estrechamente vinculada con lo anterior. Se refiere fundamentalmente a la capacidad para “ponernos en los zapatos del otro”. Lo más común es que siempre veamos sólo nuestro punto de vista, sin embargo en la pareja es indispensable rebasar esta visión estrecha y tratar de entender el sentir y el motivo de las acciones del otro desde su propia vivencia y perspectiva. Un 90% de las discusiones y pleitos de una pareja pueden salvarse y convertirse en discusiones productivas. Entiéndase: empatizar no significa justificar, estar de acuerdo o ceder, simplemente se refiere a entender mejor al otro.

6.- Respeto. Desgraciadamente existe la idea generalizada de que cuando se forma una pareja, ambos deben perder su individualidad y fusionarse “para ser uno solo”, como se maneja popularmente. Nada más equivocado y dañino. Al unirse dos personas en una pareja siguen siendo personas e individuos, cada uno con sus propios intereses, necesidades, gustos y metas. Algo que generalmente le ocurre a las mujeres es que, al constituir una pareja, abandonan sus proyectos e intereses personales para subordinarse exclusivamente al otro. Es cierto que se han unido para un proyecto común, pero como individuos autónomos que queriéndose han decidido ir por la vida juntos (no arrastrados ni empujados o poseídos) para apoyarse y ayudarse

Según (Kertész, Especialista de Parejas) existen 8 vínculos básicos de la pareja integrada:
1– Comunicación racional y solución conjunta de problemas
2- Colaboración para tareas en equipo
3- Dar y recibir afecto
4- Relaciones sexuales mutuamente satisfactorias
5- Divertirse juntos
6- Dar protección afectiva y material al otro
7- Recibir protección afectiva y material del otro
8- Compartir valores y normas respetando las ajenas.

Amar saludablemente y construir una familia armoniosa es un proceso de tiempo, que requiere compromiso, voluntad, flexibilidad, paciencia, capacidad de negociar y de acordar, respeto, tolerancia y amor… mucho amor!!

No dejemos de hacernos responsables de  que antes que pedir hay que dar… y que nadie da lo que no tiene...
¡¡Así que primero me quiero, después te quiero, para llegar al querernos!!

Amor, Paz y Sabiduría para ti!

Psic. Socorro Ceja



El abuso de poder como generador de violencia familiar

Hay familias en las que el uso y abuso del poder autoritario y de la fuerza son recursos de los que se echa mano para cualquier situación, convirtiendo la violencia en un hecho cotidiano. Así, los niños mediante regaños, pellizcos, jalones de orejas, gritos o insultos aprenden a someterse ante quienes son más fuertes que ellos y a someter a quienes son más débiles.
A los hombres, comúnmente la sociedad les otorga poder sobre las mujeres y los menores y les enseña a ser violentos. Cuando provienen de familias en las que hay padres golpeadores, es común que imiten el modelo y tiendan a repetir el abuso aprendido. Y como contrapartida las hijas mujeres imitan el modelo materno y aceptan, como algo natural el ser golpeadas o humilladas.
No sólo los hombres son golpeadores. El maltrato a los menores puede venir por parte de ambos padres y tienden a justificar la violencia como resultado de la provocación o la desobediencia de la persona maltratada. Por ejemplo, una de las causas del maltrato a los hijos es la frustración de los padres y de las madres ante el comportamiento considerado “inadecuado”. Cuando los adultos tienen una idea fija de lo que quieren de sus hijos y éstos no cumplen sus deseos, suelen recurrir a la violencia.
La violencia no es aceptable
Lo ideal para los seres humanos es tener relaciones cordiales. Sin embargo nunca faltan situaciones de conflicto y ante ellas, solemos perder el control y ponernos violentos. En estos casos el problema mayor no es el conflicto en si mismo sino la forma violenta de resolverlo.
La violencia más frecuente es la de los hombres hacia las mujeres  y de los adultos a los menores. Muchas mujeres no sólo sufren tratos violentos del esposo, sino que también son maltratadas por las suegras, las cuñadas, los padres y por sus hijos e hijas.
Hay hombres que también padecen la violencia, ya sea porque son golpeados, insultados, humillados o violados por otros hombres . Los hombres generalmente padecen violencia fuera del hogar, aunque con menor frecuencia también, hay mujeres que ejercen violencia contra los hombres, y es común encontrar en el trato entre los niños expresiones de agresión que pueden llegar hasta la crueldad sin que se den cuenta de ello.
La Norma Oficial Mexicana reconoce como violencia familiar cualquier acto de abandono, maltrato físico, psicológico o sexual.
Abandono
Incumplimiento de obligaciones hacia uno o varios miembros de la familia por parte de quien está comprometido a proveer cuidados y protección. Puede relacionarse con: higiene, nutrición, cuidados rutinarios, atención emocional y necesidades médicas no resueltas o atendidas tardíamente, así como abandono en lugares peligrosos, situaciones, todas, que ponen en riesgo la salud.
Violencia física
Es el daño corporal que le hacemos a alguien más débil que nosotros.  Puede ser de hombre a mujer, de hombre a hombre, de mujer a hombre o de cualquiera de los dos a un menor, a un anciano o anciana, a personas con discapacidad, entre niños/as o entre ambos. Se caracteriza por lastimar a cualquier parte del cuerpo de una persona con las manos, los pies o con objetos. Algunas madres golpean a sus hijos apoyadas en la autoridad paterna. Suelen acusarlos con el padre diciendo: ”tu hijo no me obedece” o “ya es tiempo de que le des un castigo ejemplar”. Asimismo, en muchas ocasiones los padres golpeadores maltratan a sus hijas o hijos con el respaldo de las madres, o sin él.  Estos padres constantemente les dan golpes, manazos, bofetadas, coscorrones o pellizcos a sus hijos/as. Los menores se asustan, guardan resentimiento hacia sus padres, se vuelven inseguros y pueden aprender a ser violentos.
Hay que aprender a controlar los impulsos. Deténganse y piensen en el daño que pueden ocasionar con una reacción violenta, con palabras ofensivas o con golpes.
Violencia psicológica o emocional
La violencia emocional no se percibe tan fácilmente como la física, pero en muchas ocasiones lastima mucho más. La intención es humillar, avergonzar, hacer sentir insegura y mal a una persona, deteriorando su imagen y su propio valor, con lo que daña su estado de ánimo, disminuye su capacidad de tomar decisiones y su autoestima, dificultando su desempeño diario.
La violencia verbal tiene lugar cuando mediante el uso de la palabra se hace sentir a una persona que no hace nada bien, se le ridiculiza, insulta, humilla y amenaza en la intimidad o ante familiares, amigos o desconocidos. En tanto la violencia no verbal se manifiesta en actitudes corporales de agresión como miradas de desprecio o de amenaza, muestras de rechazo, indiferencia, silencios y gestos insultantes para descalificar a una persona.
Violencia sexual
La violencia sexual ocurre cuando se obliga a una persona a tener cualquier tipo de contacto sexual contra su voluntad, cuando se le hace participar en actividades sexuales con la que no está de  acuerdo y no se toman en cuenta sus deseos, opiniones ni sentimientos. Se daña física y moralmente a la persona y se puede presentar como acoso, abuso, violación o incesto.
El abuso sexual consiste en tocar y acariciar el cuerpo de otra persona contra su voluntad, así como en la exhibición de los genitales y en la exigencia a la víctima de que satisfaga sexualmente al abusador. Se puede dar de manera repetitiva y durar mucho tiempo antes de que el abusador, quien se vale de su poder y autoridad para llevarlo a cabo, sea descubierto. Dada la posición de autoridad de los adultos, el abuso sexual hacia los menores es mucho más frecuente de lo que se piensa. Este tipo de violencia es inadmisible y se puede dar en todos lados incluso en la casa, en la escuela, en el trabajo o en la calle. Los agresores sexuales pueden ser amigos, vecinos, maestros y con mucha frecuencia los agresores son familiares, el padrastro, el abuelo, tíos  o  incluso el padre.
La violación es un acto de extrema violencia física y emocional. Consiste en la penetración con el pene, los dedos o cualquier objeto en la vagina, el ano o la boca en contra la voluntad de la víctima quien es amenazada para mantener el secreto.
Por lo regular, las personas que sufren violencia sexual no cuentan a nadie lo que les sucede. Esto se debe a que se sienten amenazadas o erróneamente culpables de lo que les pasa. Cuando la violación es cometida por un familiar cercano, la víctima se encierra todavía más en sí misma, debido a que su lealtad a la unión familiar le impide decirlo, pues teme que, al entrarse, la familia se separe.  En menores, ancianos y personas con discapacidad es más grave, ya que cuando se atreven a denunciar el acto se les acusa de mentirosos y de querer perjudicar al agresor. En general las víctimas son amenazadas mediante expresiones como “si lo cuentas te mato”, “van a creer que estás loca/o”, ”tu mamá se va a morir” “nadie te va a creer”, etc.
El incesto es el contacto sexual entre familiares con algún tipo de parentesco, ya sea civil o consanguíneo. Esta relación puede ocurrir con o sin el consentimiento de una de las personas; los actos sexuales frecuentemente se presentan con acoso, violencia física e incluso con violación.
Es conveniente hablar con los/las hijos/as para evitar que sean presas fáciles y ante la mínima sospecha de que pueden haber sido víctimas de abuso sexual, es importante brindarles ayuda inmediata.
Es fundamental dar seguridad a los menores para que se expresen libremente y sin temor de que su agresor tome represalias. Esto se logra haciéndoles saber que cuentan con el poyo y el amor incondicional de sus padres.
Hay que creer en lo que los menores nos dicen, siempre y cuando no exista alienación parental; para lo cual se aconseja que la situación sea valorada también por un especialista.
Violencia Pasiva o Estructural
En un contexto amplio, se puede considerar a la Violencia Pasiva o Estructural como se conoce también, como aquel tipo de violencia donde sus expresiones y características son consideradas por la mayoría de las personas como “naturales” o “normales”, es decir, que son aceptadas en un contexto cultural y educativo, sin cuestionamiento de su verdadero alcance o significado. Y que no son atendidas, ni en tiempo y forma, por presentarse como conductas tradicionalmente “correctas”. Este tipo de violencia es prácticamente asintomática, lo que la coloca en el lugar más peligroso de todos los tipos de violencia hasta hoy reconocidos.
Ciclo de la violencia en la pareja
Con el pasar del tiempo la violencia se convierte en un estilo de vida, las personas se acostumbran a ella y la viven como si fuera natural.
Etapas:
Etapa de acumulación de la tensión
Al principio la tensión impera en el ambiente. El hombre maltratador se muestra irritable, no reconoce su enfado y su pareja no logra comunicarse con él, lo que provoca en ella un sentimiento de frustración. Todo comienza con agresiones sutiles, ira contenida, indiferencia, sarcasmos, largos silencios. La mujer siente miedo y empieza a preguntarse qué es lo que hace mal y se culpa de lo que sucede. La tensión va creciendo con explosiones cada vez más agresivas.
Etapa de violencia explícita
Cuando estalla se pueden mezclar todas sus formas: agresión al cuerpo de la mujer, insultos, humillaciones y abuso sexual. Con el tiempo la duración y las consecuencias de esta etapa son mayores.
Etapa de remordimiento y reconciliación
El hombre parece darse cuenta de lo hecho y muestra arrepentimiento, promete no volver a ser violento y se muestra cariñoso, hace promesas y declara su propósito de no volver a repetir la situación
La mujer maltratada asume el sufrimiento como un desafío, como si ella pudiera cambiar la situación y cambiarlo a él.
Conforme se repite este círculo de violencia las etapas se acortan y la violencia explícita se hace cada vez más frecuente y severa. Es por esta razón que representa un riesgo incluso para su vida.
Marcar límites sin violencia
La educación de las y los menores es una responsabilidad compartida entre padres y maestros y, aunque en ocasiones sea necesario reprenderlos hay que entender que un correctivo, por severo que sea,  no puede nunca llegar al extremo del maltrato. Existe una gran diferencia ente marcar límites y maltratar; entre hacer uso y abuso de autoridad; entre ejercer la autoridad o ser autoritario.
Marcar límites es responsabilizarse del bienestar y del futuro de las y los menores e implica paciencia, amor, tolerancia, equidad y respeto.
Las y los menores observan el comportamiento de los adultos y lo que escuchan y ven es un modelo a imitar. Viven, aprenden y con frecuencia repiten tanto los actos amorosos como los violentos. Analicemos qué les estamos enseñando.
Si sus hijos sufren o son testigos de actos violentos, ello afecta su comportamiento y  aprendizaje, se vuelven huraños, miedosos y desconfiados y esto les dificulta hacer amigos. Es importante que ustedes hablen con su maestro o maestra para que juntos busquen la manera de apoyarlos.
Si usted mismo ha intentado frenar sus actos de violencia y no ha podido, busque ayuda. Siempre es posible el cambio.
¿Cómo evitar la violencia en casa?
Es importante identificar las actitudes y los comportamientos de cada uno de los integrantes de la familia. Distinguir entre aquellos que propician la armonía y el común acuerdo de los que orillan a situaciones violentas.
En la medida en que los miembros de una familia se relacionen con base en el respeto, la igualdad, la confianza y el afecto, y sean capaces de valorar la maravilla que significa tener gente cercana a quien cuidar y por quien ser cuidado, con quien compartir la vida y  explorarla, a quien querer sin condiciones, el problema de la violencia será manejable y no desbordará los límites de la dignidad humana, asegurando así que el sentido de las relaciones entre las personas no se pierda.
Las relaciones familiares afectuosas, además de ser uno de los mayores  bienes a que se puede aspirar en la vida, abren a los niños y a las niñas mayores posibilidades de convertirse en personas sanas, amorosas y felices y en ciudadanos conscientes de sus derechos y obligaciones.

El duelo de las ideas

Las etapas del duelo que describe la especialista Elizabeth Kübler-Ross, han sido también aplicadas a otras áreas del pensamiento humano. En un principio, sólo fueron tomadas en cuenta para cuestión de pérdidas humanas en personas con vínculos afectivos fuertes o en la pérdida de objetos cuyo valor genera una fuerte sensación de desamparo o que coloca al individuo fuera de su “zona de confort” de “seguridad”; Continue reading “El duelo de las ideas”