¡Afirmaciones para sanar el alma!

El ser humano tiene a su alcance muchos  recursos para trascender de cualquier situación de adversidad.

Y uno de ellos es la mente, ya que   puede ser utilizada como un medio terapéutico cuando la ejercitamos para reprogramar nuestra visión y sentimiento de la vida!!

Esto lo hacemos todos los días, pero no todos de forma consciente, es decir , pensamos cientos de cosas pero no observamos que esos pensamientos están ocasionando emociones y sentimientos positivos y negativos para nosotros y a los que nos rodean.

Existe un principio metafísico donde se explica que ” la sanación está en la  Mente”
Porque todo todo lo que nos sucede y somos,  nuestras palabras, actos, y manera de relacionarnos son producto directo de nuestra forma de pensar.
Estos pensamientos positivos o negativos que generamos a lo largo del día son afirmaciones o decretos, los cuales atraen las experiencias que van en armonía con todo lo que somos.
Espiritualmente reconocemos  que el universo responde ante:

  • La queja
  • La lamentación
  • Lo que se pone atención
  • Lo que se odia o rechaza
  • Lo que se critica
  • Lo que se teme
  • Lo que  bendice
  • Lo que se agradece
  • Lo que se desea para otros

Si sus pensamientos y palabras tienen que ver con las condiciones arribas citadas, el universo traerá más de lo mismo, multiplicado… al 100 X 1….; si son decretos negativos  la vida te llevará una y otra vez a circunstancias de dolor hasta que se aprenda a vivir en armonía!!

No es un castigo,  es una ley de causa y efecto:

“Lo que siembras…cosecharás”

Así que que les parece si vamos construyendo una mente más positiva y dejar que las bendiciones universales nos lleguen de la manera en que merecemos.

Si  alguno de Ustedes quiere compartirnos un decreto o afirmación de poder, pueden hacerlo, este espacio es para todos,  les invito a unirnos  y  disfrutar del poder de la palabra!!

Bendiciones para todos!!

Su amiga

Socorro Ceja

¡No pospongas el Amor!

“El que muere entra simplemente dentro de nosotros, mientras vivía era algo exterior que obraba sobre nuestros sentidos.  La muerte le ha dado, le ha devuelto, mejor dicho, la identidad espiritual con nuestro yo.               Nada pues, nos acerca tanto a los seres como el morir”

Amado Nervo

Cuando hemos vivido la experiencia de la muerte de un ser querido que hemos amado profundamente,   es comprensible que inicialmente nos abrumen sentimientos de dolor, impotencia,  enojo ,  angustia y tristeza ;  todas esas emociones nos hacen percibir inicialmente a la muerte como un evento trágico, cruel, injusto, terrrible, caótico,  etc.

Alrededor de la muerte suceden muchas cosas, si hemos amado con profundidad, significa que hemos dado una parte de energía vital a esa persona, y cuando muere , la parte que se ha dado a esa otra persona la abandona por completo y regresa al muerto, por eso  se puede llegar a sentir que también te ha abandonado algo, que algo de ti ha muerto,  un vacío interno, una profunda herida, una brecha abierta.

¿Por qué a mi?

El ser humano  niega inconscientemente la muerte,  cree ingenuamente  que la muerte le sucede a los otros y que el ciclo biológico sigue predominando en el proceso del morir: ” son los hijos los que DEBEN enterrar a los padres, son los ancianos los que DEBEN morir primero, son los enfermos graves los que DEBEN morir”

Y cuando la muerte se hace presente  en nuestros hogares, es común enojarnos con la vida y con lo que nos rodea, sobre todo por que nos sentimos atacados y castigados, y es que la falta de consciencia que se tiene para el vivir y para el morir,   nos aleja de integrar la muerte  en nuestro presente, en nuestro ser, en nuestra familia y  a todos los que amamos.

Más la realidad de la vida nos enseña cada día que la Muerte no cumple condiciones humanas, ni expectativas ni sueños, la muerte sólo obedece al principio universal al que sirve con amor.

La revelación

La muerte tiene un significado y una revelación personal, a cada uno corresponde hacer un proceso donde se encuentren respuestas y otorguen un valor y sentido a lo que representa vivir con una ausencia y un corazón lastimado.

La muerte  ahora ya está en la conciencia, con  una gran revelación: nos hace sentir impotentes e indefensos, nos hace sentir que no somos, desaparece la ilusión de ser.

¡¡No pospongan el amor!!

Vivimos rodeados de la muerte que nos priva de aquellos a quienes amamos y que algún día privará a quienes nos aman de nuestra presencia.

Ante esa realidad universal, ya no podemos darnos el lujo de dejar la vida pasar, ya que cuando vemos a nuestros seres amados vivos somos avariciosos con el amor, porque pensamos que podremos amar mañana o pasado, y la mente siempre lo pospone todo, la mente tiene miedo de amar porque el amor es demasiado y la mente no puede controlarlo, el amor la supera, el amor crea caos y la mente siempre intenta crear cierto orden, por eso la mente siempre pospone el amor.

Pero si tu ser amado está enfermo, o ya has pasado por la experiencia de la pérdida, ya no es el momento de posponer nada, la conciencia del tiempo que vivimos , de presente nos conduce a vivir con más plenitud nuestros días, no habrá reproches, culpas, enojos, si nos llega el momento de despedirnos y nuestros días los hemos vivido de esta manera……

Cuando no hay futuro, la mente no puede seguir controlándote, cualquiera puede morir sin necesidad de estar enfermo,  por eso nunca pospongan el amor, pueden posponer otras cosas pero no el amor, y quién nunca pospone el amor se convierte en el amor mismo y eso es manifestación divina.

Reflexión Final

Todos los que están en sufrimiento por una pérdida  pueden, si tienen la voluntad,  encontrar la fuerza para declarar que  a pesar de ese dolor, de la ausencia y del silencio, la vida debe seguir adelante. La muerte puede llevarse el futuro, nunca el pasado. Lo que hemos vivido, compartido, reído y llorado, peleado y reconciliado, los abrazos y las caricias, las palabras y los silencios, cada uno y todos los momentos han sido tan intensos, que son una parte inseparable de nosotros.

La vida continúa y puede ser buena, no porque los hayamos olvidado; justamente lo contrario. Porque hemos elegido recordar. Recordar sus cualidades y defectos, sus ideas e ideales, su amor.

Podemos elegir quedarnos con ellos en vida, y entregados a su muerte buscando recuperar la vida misma desde esta oscuridad que nos domina, pero que indica la luz de la esperanza para la sanación de nuestro dolor.

¡No permitan que el sufrimiento sea su constante compañía, hay que darnos cuenta que el dolor se origina en el amor incondicional que sentimos por nuestro ser querido y que podemos alegrarnos  en ese amor que nunca morirá!

Les deseo

Amor, Sabiduría, Paz y Consuelo

Psic. Socorro Ceja


Servir: "He ahí la Meta"

Me gustaría analizar con todos vosotros las diferentes acepciones de la palabra servir, para así ser capaces de poder comprender más, el alcance que este verbo, puede tener en la vida de cualquier buscador de las verdades eternas.
SERVIR significa, valer, ser de utilidad, dice la primera acepción. Desde los albores de la humanidad, el hombre se ha planteado que hace en este mundo, para que “sirve” la vida. La reflexión nos lleva a conocer realmente que es lo que queremos de la vida y así poner rumbo y orden hacia el despertar interior y utilizarlo, para desafiar al fantasma del menosprecio personal y darnos cuenta de que “ser útil” significa “ser activamente positivo”.
Esto mismo debemos aplicarlo en nuestras vidas. Cada uno de nosotros tenemos el deber de cuidar la “salud” de cada ser que esté en contacto con nosotros, sirviendo de canal activo en todas las actividades. Recordar que debemos acudir con la intención de ayudar a nuestros familiares, amigos, conocidos y a la humanidad entera, dejando que la creatividad nos acaricie y dejemos de lado la pasividad, esto nos llenará de satisfacción y alegría y seremos realmente útiles.
SERVIR significa, ayudar, estar al servicio de otro, dice la segunda acepción. Y así es en verdad. Ayudamos de muchas formas en nuestro diario vivir, colaboramos en muchas actividades, pero… ¿somos conscientes del verdadero servicio a los demás?
La palabra servicio, implica seriedad en el trabajo que se realiza. Debemos prestar ayuda a la humanidad de forma silenciosa y desinteresada, es decir, practicando la verdadera caridad, que no hay que confundir con la sensiblería. Los místicos y filósofos, siempre han mostrado sus enseñanzas de forma seria y adaptada a cada tiempo y lugar. La naturaleza interior nos da los instrumentos, para sumergirnos en el torrente de nuestra conciencia e investigar profundamente, tal y como lo hace un verdadero alquimista de lo mental… aprendiendo a mirarse con el ojo del Alma y no con el de la mente. Así debemos sumergirnos en nuestras meditaciones, para seguir investigando nuestros comportamientos y practicando la tolerancia, el respeto y el Amor, y así ayudarnos entre todos a ver, que servir es la meta más elevada a la que un ser humano puede aspirar.
SERVIR significa, poner la mesa, atender a los comensales, dice la tercera acepción. El cuerpo físico crece y se mantiene saludable porque recibe su alimento diario, así también, nuestra personalidad crece con los pensamientos, palabras y hechos que la transmutan continuamente hacia grandes alturas, independientemente de que las experiencias sean agradables o no, ya que lo verdaderamente importante es que debemos aprender de ellas.
Cuando entramos en meditación después de un largo día, nuestra voluntad nos tiene preparada la mesa, sobre la cual están puestos los frutos necesarios para alimentar nuestra alma, que después de jornadas de experiencias mundanas, necesita descansar y reponer energías.
Antes de tomar los alimentos, según tradiciones, se bendice la mesa, con pensamientos de agradecimiento y Amor. En la mesa tenemos los instrumentos adecuados para ayudarnos a transmutar la Luz recibida y compartirla con todos y cada uno de los seres del Universo. Seguidamente tenemos unos momentos de reposo para asimilar bien la comida y dejar que nutra a nuestra naturaleza interior.
Escuchad atentamente palabras que hablan de servicio, humildad y AMOR en una última cena… “Después de lavarles los pies, tomó los vestidos, se puso de nuevo en la mesa y les dijo: ¿Entendéis lo que os he hecho?, vosotros me llamáis maestro y señor, y decís bien, pues lo soy. Pues si yo, el maestro y el señor, os lavé los pies, también vosotros os los tenéis que lavar los unos a los otros. Porque, os he dado ejemplo, para que hagáis vosotros como yo hice. En verdad, en verdad os digo, el siervo no es más que su señor, ni el enviado más que quien le envió. Felices vosotros, si sabiendo tales cosas, las hacéis.”
SERVIR, significa, hacer la función de otro. Que acaso no vemos en estas palabras, reflejado el simbolismo del trabajo impersonal, que realizamos cuando consciente o inconscientemente nos ponemos en manos de los designios de la naturaleza interior que cada cual pueda percibir, para ayudar. Pero… cuan desapercibido se nos pasa este maravilloso servicio a la humanidad, al no ver muchas veces los resultados. Cuando uno confía en hacer lo que su conciencia interior le dicta, estamos haciendo la función de lo que llamamos nuestro “yo verdadero”, aunque sea parte de nuestra consciencia total, y servimos para tomar y que otros tomen consciencia. Recordemos el axioma que dice “como es arriba, así es abajo”. Todo esto y mucho más se puede decir de la cuarta acepción.
SERVIR, significa, ser soldado en activo, dice la quinta acepción. El sendero espiritual implica valentía. En él, encontramos el verdadero campo de batalla. Nuestras meditaciones nos proporcionan las armas necesarias, para vivir las experiencias diarias y nos prepara para entrar en la cueva-receptáculo de nuestra mente y matar al dragón de nuestros miedos. Lo más importante, es que en esta batalla, nunca estamos solos… en nuestra ayuda siempre acude presto el caballero de las blancas vestiduras, El Ser espiritual que todos llevamos dentro. En la batalla, desarrollemos la virtud de retirarnos en el silencio y obedezcamos los susurros del ser, para salir victoriosos de los múltiples combates que nos esperan, para tomar al fin consciencia de nuestra divinidad.
SERVIR, significa, utilizar algo o a alguien para uso propio, dice la sexta acepción. Este es el punto oscuro del servicio que debemos evitar, el egoísmo. El amor desinteresado, nos llena de Alegría y Paz y con el tiempo, nos damos cuenta que las acciones que más nos llenan, son las de hacer felices a los demás, sin olvidarnos de no perder la nuestra propia. El egoísmo es fruto de la ignorancia de una mente estrecha y materialista, ya que conforme nos armonizamos con nuestra naturaleza interior, su fuente nos hace consciente de que somos una sola humanidad y que debemos empatizar con ella, y al mismo tiempo comprender que las experiencias de la vida,están íntimamente interrelacionadas unas con otras… seamos más conscientes de nuestros alrededores más cotidianos y de lo importante que es predicar con el ejemplo, en el aquí y ahora. El cambio del mundo, empieza con el cambio interior de cada uno de nosotros y su contagiosa labor silente en nuestro mundo particular, el que nos rodea en cada instante. ora et labora.
SERVIR, significa, dar culto o adoración a Dios. Esta es la Séptima acepción. Al llegar a este último significado las palabras sobran…. ¿Cómo expresar con palabras un sentimiento tan íntimo? Aquí cada ser humano, debe adentrarse en su religión, tradición o la imagen que tenga del Dios que cada uno pueda sentir en su interior, que se siente a través de la experiencia interna, única e intransferible, que sólo se consigue mediante el sincero y profundo entonamiento.
Para terminar, escuchad atentamente palabras de la tradición cristiana que expresan de manera sencilla y maravillosa el Servicio a la humanidad.
En esta oración de San Francisco de Asis, vemos lo importante que es no darle poder real a lo negativo, sino buscar su opuesto para equilibrar la consciencia, ya que si luchamos contra algo negativo, inconscientemente le damos una fuerza que sólo existe en nuestra mente. Esto que ya hacían los místicos de antaño, también se usa hoy por algunas ramas de la psicología moderna.
Así habla de “olvidarse” de uno mismo, de vivir el momento presente, para encontrarse realmente.
Habla de perdonar, para ser perdonado, para darnos cuenta de que todos somos humanos y que cometeremos fallos mientras estemos con una mente mortal, y lo importante es perdonarnos a nosotros mismos, y no mirar más a los errores del pasado para vivir plenamente el presente.
Habla de dar, para recibir nuevas oportunidades de “servir” y ser feliz.
Habla de morir a las estructuras mentales caducas, para renacer a conceptos más elevados que nos hagan más humanos y al mismo tiempo más divinos.
Señor:
¡Haz de mí un instrumento de tu PAZ!
Que donde haya Odio, yo ponga AMOR.
Que donde haya Ofensa, yo ponga PERDÓN.
Que donde haya Discordia, yo ponga UNIÓN.
Que donde haya Error, yo ponga VERDAD.
Que donde haya Duda, yo ponga FE.
Que donde haya Desaliento, yo ponga ESPERANZA.
Que donde haya Tinieblas, yo ponga LUZ.
Que donde haya Tristeza, yo ponga ALEGRÍA.
¡Oh Maestro!, no busco tanto el ser consolado,sino el CONSOLAR.
El ser comprendido, Sino el COMPRENDER.
El ser amado, sino AMAR.
Porque es olvidándose como uno se encuentra.
Es perdonando, como uno es perdonado.
Es dando, como uno recibe.
Es muriendo como uno resucita a la vida.
SERVIR, ¡He ahí la meta!
Guillermo J. Recourt

El Espejo de Luz

Todos nos miramos a lo largo del día alguna vez en un espejo, ya sea para asearnos, para ponernos la ropa bien, etc…
Los egipcios relacionaban al espejo con divinidades de origen solar y normalmente tenían una forma circular. El sol, dador de Luz y de Vida, con sus rayos nos proporciona el reflejo de nuestra imagen material. Sin la Luz, un espejo no tiene sentido de ser.
Así somos los seres humanos cuando estamos privados de nuestra Luz interior; la vida carece casi de sentido, la monotonía nos crispa los nervios, lo vemos todo desde la parte más negativa.
El ser humano, al ser trino en naturaleza, (espíritu, cuerpo y alma) necesita reflejar su Luz interior hacia los demás, necesita beber del agua que calma la sed del Alma, necesita expresar el Amor que corre por su corazón.
Cuando estamos junto a otros seres humanos, sin darnos cuenta, somos todos espejos de esa Luz, más o menos brillante según el estado de consciencia interior alcanzado, pero todos iguales respecto a la pureza de la misma.
Las cosas que vemos positivas o negativas en los demás, y que nos hacen emitir un juicio, son en el fondo resortes que nos indican lo que tenemos que mejorar o cambiar en nosotros mismos. Tenemos así en el vivir cotidiano una de las herramientas más interesantes para poder limpiar nuestros espejos interiores y así poder reflejar más y mejor la Luz pura y prístina del Alma.
Para ello debemos comunicarnos con todos aquellos que estén cerca en cualquier momento del día, interesarnos por ellos, darles conversación o una sonrisa, ya que las cosas más sencillas del diario vivir, son las que más fácilmente pasamos por alto y así nos perdemos lo más bonito de estar en este plano de comprensión “VIVIR PLENAMENTE”.
La felicidad está en esos pequeños momentos que dedicamos de corazón a los demás.
Los espejos son realmente mágicos, ya que nos reflejan tal y como somos por dentro y por fuera. Nos brindan la oportunidad de “pasar” al otro lado del espejo, es decir, a nuestro lado espiritual y allí descubrir un mundo maravilloso del que aprender y que sirve para reflejar lo mejor de nosotros en cada momento y también nos sirve para poner los pies en el suelo y ser consciente de lo que necesitamos cambiar para estar en armonía con la Luz que nos da Vida.
Así la Luz que nuestros espejos reflejan, ilumina a los demás y la cadena de los espejos unidos del mundo, no dejará que las tinieblas del miedo, la ignorancia y el desamor, paralicen nuestras vidas!
Mi deseo es que cada vez que nos miremos en un espejo, recordemos que lo importante es la Luz, sin la cual no hay imagen que reflejar. Dios nos hizo a su “imagen” y semejanza, así pues, reflejemos poco a poco toda la inmensa Luz que tenemos, para que la imagen del espejo esté radiante, hermosa y llena de Paz.
¡Un fuerte abrazo de Luz y Paz!

Guillermo J. Recourt.