El duelo por un hermano!!

Programa ” Luz sin Fronteras”  TV Sintesis Canal 21 Tijuana


Queridos amigos:

El duelo que se vive cuando un hermano muere en nuestra familia, generalmente se lleva en silencio, es necesario aprender y educarnos en duelo para que podamos utilizar asertivamente nuestras capacidades para sanar…

Les invito a conocer el testimonio de la Srita. Diana Santaelices, quién perdió a su hermano trágicamente,  pero gracias a su voluntad por ayudar a sus padres, ella misma encontró el sentido para sanar su dolor….

Con un importante mensaje para los padres, que están pasando por esta experiencia.

Para ver el video pulse aquí:  El duelo por un hermano

Amor, Paz, Sabiduría y Consuelo para todos!!

Negro y Duelo: Una transformación interior

De la mano del simbolismo del color negro, el más utilizado en el duelo y en la manifestación del luto, veremos cómo inconscientemente, nos ayuda a todos los seres humanos a transformar el dolor en Amor.
El luto, como un signo exterior de pena y duelo en la cultura occidental está asociado al color negro desde tiempos de los romanos, que utilizaban la “toga pulla” como signo de duelo.
Antes que los romanos, los antiguos egipcios lo utilizaron fundamentalmente como símbolo de la noche, la tierra y el mundo inferior, donde mora Osiris rey de los muertos. Su nombre era “Kem” de ahí viene también el antiguo nombre de Egipto “Kemet”, la tierra negra. Aunque el color suyo de duelo era el blanco, el negro rodeaba muchos de los objetos funerarios, como los escarabeos del corazón, el dios Anubis, el interior del sarcófago, estatuas mágicas, etc…

En Egipto el color negro también estaba relacionado con la diosa lunar Isis, que era de color negro, como muchas vírgenes medievales, y estaba cubierta por varios velos, siendo el más visible de este color. Simbolizaba así, la tierra, la cueva, lo velado, lo oculto, lo mágico, la oscuridad generadora de vida, es secreto de esa misma vida…

Desde el punto de vista lumínico, el color negro es el espectro que captamos ante la falta de luz… y con luz, es el color que absorbe todas las longitudes de ondas de esa luz y no refleja ninguna radiación visible, se podría decir que es el color egoísta.

El color negro, absorbe la Luz y la transforma en calor al no reflejarla…
El color negro da una sensación de amplitud y profundidad, como apreciamos el cielo en la noche, cuyo contraste nos guía en la percepción de la luz de las estrellas.
El negro es el color del “no saber que decir” cuando una persona muere, pero también de la soledad necesaria para asimilarla y transmutarla en el corazón.
La oscuridad es el reino del color negro, pero no se puede estudiar, ni descomponerla con un prisma, simplemente sucede ese estado cuando no hay Luz presente.
La oscuridad es fría como la tierra, hasta que es acariciada por el sol y se vuelve fecunda.
De la oscuridad surge todo nacimiento, toda vida.

La vida, no es lo contrario a la muerte, es el nacimiento, pues la vida es eterna energía cambiando de nivel de vibración, ni se crea ni se destruye.
Cuando nacemos físicamente, de la oscuridad materna, pasamos por un “túnel” hacia la Luz del día por las “aguas inferiores”. Cuando morimos, pasamos por un “túnel” de la oscuridad física hacia la Luz eterna de las “aguas superiores” dadoras de vida y calmantes de toda sed de Verdad y Amor, como tan bien nos legó el Maestro Jesús.

Entre esos dos momentos maravillosos de Luz, simplemente hay un proceso de aclimatación, para que el nuevo estado no nos ciegue. Es el tiempo necesario, para que la semilla empiece a formarse y pueda alimentarse de ese fruto virginal.

En el duelo vivimos el triple dolor: físico, mental y espiritual, y en estos momentos de oscuridad, nuestra alma clama Luz a gritos… esa Luz llega, pero no somos conscientes de ella y al igual que el color negro, no la reflejamos al no ser conscientes de ella, por el tremendo shock emocional. A todo esto se juntan las palabras huecas de quienes con buena voluntad intentan ayudarnos, donde un abrazo silencioso hubiera sido suficiente. ..

Necesitamos soledad, refugiarnos en nuestro interior, asimilar gradualmente la perdida física, llorarla, sentirla, expresarla a los cuatro vientos, sacar la hiel del corazón para hacerle sitio a nuestro ser amado.

Todo es oscuridad y caos en estas primeras etapas, porque así debe ser, porque antes de reordenar nuestro mundo interior y exterior, necesitamos de esta “oscuridad”, de este luto, para poder retroalimentarnos con la sabiduría que sale de nuestros propios corazones, de nuestras propias profundas reflexiones, de nuestras oraciones, de nuestro verdadero ser interior… Ese ser de Luz que para manifestarse, necesita que pasemos por este periodo de aclimatación, para que su nueva Luz no nos ciegue, no nos trastorne. Todo llega en el momento justo, conforme al nivel de consciencia alcanzado hasta ese momento.

Es este el “calor” que calienta y no quema, del que hablan los evangelios y demás tradiciones, la energía espiritual que crea y forma el universo visible e invisible, es esa Luz que no reflejamos, que desde nuestro interior, ahora empezamos a sentir en forma de esa energía transformadora que nos impulsa hacia la vida plena, es el calor espiritual acumulado inconscientemente, fruto de todas las energías que hemos recibido por parte de todos los seres que nos Aman, estén en el plano que estén.

El negro, gradualmente empieza a desaparecer cuando empezamos a volverá reflejar la mayor de las luminarias, El AMOR. Cuando empezamos a fluir con armonía, empezamos a darnos a los demás, sin esperar nada a cambio… de la oscuridad nace la verdadera CARIDAD.

Por Amor nacemos, entre nuestros semejantes aprendemos a Amar, y al morir, ese Amor sublimado crece en dos universos paralelos, para que la cadena de la vida eterna, nunca se rompa y la sabiduría divina, pueda manifestarse eternamente.

San Juan dice: “En Él estaba la vida, – y la vida era la Luz de los hombres- y la Luz brilla en las tinieblas, -y las tinieblas no la recibieron”

Así estamos cuando el dolor nos ciega, en tinieblas… pero recordar que siempre encontraremos el camino de regreso a la armonía, pues la Luz siempre brilla en las tinieblas, y el manto protector que se forma en nuestro interior durante nuestro duelo, es la tierra donde “las buenas semillas” que poco a poco vamos sembrando, germinaran con todo el calor y el Amor transformado de un hasta luego… mi VIDA!

Guillermo J. Recourt

Mamá…tiene cáncer!!

Cuando la enfermedad del cáncer se anuncia en la madre,  no sólo ella padecerá los transtornos y las pérdidas que acarrean esta situación, sino toda su  familia y en mayor desventaja estarán  los hijos para comprender lo que está sucediendo…

Continuará….

¡No pospongas el Amor!

“El que muere entra simplemente dentro de nosotros, mientras vivía era algo exterior que obraba sobre nuestros sentidos.  La muerte le ha dado, le ha devuelto, mejor dicho, la identidad espiritual con nuestro yo.               Nada pues, nos acerca tanto a los seres como el morir”

Amado Nervo

Cuando hemos vivido la experiencia de la muerte de un ser querido que hemos amado profundamente,   es comprensible que inicialmente nos abrumen sentimientos de dolor, impotencia,  enojo ,  angustia y tristeza ;  todas esas emociones nos hacen percibir inicialmente a la muerte como un evento trágico, cruel, injusto, terrrible, caótico,  etc.

Alrededor de la muerte suceden muchas cosas, si hemos amado con profundidad, significa que hemos dado una parte de energía vital a esa persona, y cuando muere , la parte que se ha dado a esa otra persona la abandona por completo y regresa al muerto, por eso  se puede llegar a sentir que también te ha abandonado algo, que algo de ti ha muerto,  un vacío interno, una profunda herida, una brecha abierta.

¿Por qué a mi?

El ser humano  niega inconscientemente la muerte,  cree ingenuamente  que la muerte le sucede a los otros y que el ciclo biológico sigue predominando en el proceso del morir: ” son los hijos los que DEBEN enterrar a los padres, son los ancianos los que DEBEN morir primero, son los enfermos graves los que DEBEN morir”

Y cuando la muerte se hace presente  en nuestros hogares, es común enojarnos con la vida y con lo que nos rodea, sobre todo por que nos sentimos atacados y castigados, y es que la falta de consciencia que se tiene para el vivir y para el morir,   nos aleja de integrar la muerte  en nuestro presente, en nuestro ser, en nuestra familia y  a todos los que amamos.

Más la realidad de la vida nos enseña cada día que la Muerte no cumple condiciones humanas, ni expectativas ni sueños, la muerte sólo obedece al principio universal al que sirve con amor.

La revelación

La muerte tiene un significado y una revelación personal, a cada uno corresponde hacer un proceso donde se encuentren respuestas y otorguen un valor y sentido a lo que representa vivir con una ausencia y un corazón lastimado.

La muerte  ahora ya está en la conciencia, con  una gran revelación: nos hace sentir impotentes e indefensos, nos hace sentir que no somos, desaparece la ilusión de ser.

¡¡No pospongan el amor!!

Vivimos rodeados de la muerte que nos priva de aquellos a quienes amamos y que algún día privará a quienes nos aman de nuestra presencia.

Ante esa realidad universal, ya no podemos darnos el lujo de dejar la vida pasar, ya que cuando vemos a nuestros seres amados vivos somos avariciosos con el amor, porque pensamos que podremos amar mañana o pasado, y la mente siempre lo pospone todo, la mente tiene miedo de amar porque el amor es demasiado y la mente no puede controlarlo, el amor la supera, el amor crea caos y la mente siempre intenta crear cierto orden, por eso la mente siempre pospone el amor.

Pero si tu ser amado está enfermo, o ya has pasado por la experiencia de la pérdida, ya no es el momento de posponer nada, la conciencia del tiempo que vivimos , de presente nos conduce a vivir con más plenitud nuestros días, no habrá reproches, culpas, enojos, si nos llega el momento de despedirnos y nuestros días los hemos vivido de esta manera……

Cuando no hay futuro, la mente no puede seguir controlándote, cualquiera puede morir sin necesidad de estar enfermo,  por eso nunca pospongan el amor, pueden posponer otras cosas pero no el amor, y quién nunca pospone el amor se convierte en el amor mismo y eso es manifestación divina.

Reflexión Final

Todos los que están en sufrimiento por una pérdida  pueden, si tienen la voluntad,  encontrar la fuerza para declarar que  a pesar de ese dolor, de la ausencia y del silencio, la vida debe seguir adelante. La muerte puede llevarse el futuro, nunca el pasado. Lo que hemos vivido, compartido, reído y llorado, peleado y reconciliado, los abrazos y las caricias, las palabras y los silencios, cada uno y todos los momentos han sido tan intensos, que son una parte inseparable de nosotros.

La vida continúa y puede ser buena, no porque los hayamos olvidado; justamente lo contrario. Porque hemos elegido recordar. Recordar sus cualidades y defectos, sus ideas e ideales, su amor.

Podemos elegir quedarnos con ellos en vida, y entregados a su muerte buscando recuperar la vida misma desde esta oscuridad que nos domina, pero que indica la luz de la esperanza para la sanación de nuestro dolor.

¡No permitan que el sufrimiento sea su constante compañía, hay que darnos cuenta que el dolor se origina en el amor incondicional que sentimos por nuestro ser querido y que podemos alegrarnos  en ese amor que nunca morirá!

Les deseo

Amor, Sabiduría, Paz y Consuelo

Psic. Socorro Ceja


El duelo como respuesta humana!!


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Duelo

“¡ El amor es la sangre de la vida, es el poder que reúne en la separación !”

Paúl Tillich

La conciencia de las pérdidas, la enfermedad y  la muerte,  sólo es  posible para los humanos, no existe otro ser en nuestra creación que viva el proceso de duelo, el uso de razón que nos distingue entre los seres vivos nos esclaviza al dolor y al sufrimiento, porque nos gusta vivir en  en el pasado: anhelando y añorando lo que se perdió y no estará más, y por otro lado también anticipamos el  futuro,  visualizando situaciones terribles que nos provocan  miedo y desesperanza.

¿Qué sé sobre la muerte?

La muerte es un misterio y tiene una revelación única y personal.   La muerte es lo que da valor a la vida; es la que añade un elemento fundamental a nuestro existir como es la responsabilidad, nos hace enfrentarnos a nosotros mismos, mirarnos cara a cara y pedirnos cuenta de nuestra propia vida.

Ya no se puede seguir evitando o posponiendo el tema, porque cuando llega nos arrepentimos de lo que ya no es posible hacer. Es necesario   aprender y aceptar  nuestros sentimientos con respecto a la muerte, para poder  incorporar la creencia de que es un proceso natural en una vida y que su significado tiene que ver más con renovación e inicio,  que con final o castigo.

Trascender el dolor

Para trascender el dolor, es necesario permitirnos sentirlo , no se controla, no se evita ni se rechaza, al contrario,  el dolor  es nuestro mejor maestro que nos eleva a una  autoconciencia.  Cuando le escuchamos y le reconocemos cambia su naturaleza.

En nuestras pérdidas  es necesario   reconstruirnos internamente y otorgarle a la vida una visión nueva, no se busca la resignación, tampoco  se busca la paz ni la serenidad como objetivo último, simplemente es aprender y darle cauce a la ausencia o al vacío, agradeciendo con amor el tiempo compartido, hacer una mejor persona de nosotros mismos,  en la  memoria  de nuestro ser amados comprometernos  a vivir plenamente.

De esta manera nos recuperaremos  del duelo en  su totalidad,  porque hemos  sanado activamente los dolores: físico, psicológico, social y espiritual;  hemos  recuperado  nuestro mundo es sus dimensiones de  realidad, sentido de la vida y la personalidad.

El sentido de la vida

La vida es frágil y  la muerte, la enfermedad y las pérdidas ocurren cuando menos lo pensamos. Si no queremos pasar por el sufrimiento profundo del arrepentimiento, la queja y la lamentación,  es necesario aprender  a vivir bien nuestro presente,  con plenitud.

¡Es tiempo de NO postergar el amor, nuestros sueños, nuestro vivir……. Es el  tiempo  de abrazar y rodearnos de  nuestros seres queridos, hasta llegar  al momento de decir adiós a lo físico!

La vida fluye y  siempre tiene un sentido, es   la persona,  quién a pesar de cualquier cosa,  es libre para elegir como actuar ante las circunstancias de dolor. Un  espíritu en su grandeza puede ajustarse, volver a vivir la libertad desde otra perspectiva de vida y colocarse por encima y más allá de la maldad o la injusticia sufrida.

El desafío consiste en hacer uso de la potencialidad que tiene todo ser humano para dejar atrás la adversidad, para proyectarse  hacia la luz , a pesar de la oscuridad.

El ser humano  necesita tomar la determinación de no hacer de  su pérdida  una excusa para no continuar creciendo en la vida. Recuerden que Amar verdaderamente integra la presencia y la ausencia, por ello les sugiero que se reencuentren  hoy con el  amor más puro y  permitan que sea su   luz la que los guie a caminar en este sendero de lo humano!!

Sabiduría, Amor, Paz y Consuelo para ti!!

Psic. Socorro Ceja