¿Cuándo deberíamos aprender de la Muerte?


“A medida que el niño crece,  necesitamos actualizar  su visión de la vida y de la muerte. Si no lo hacemos, perpetuaremos las creencias y asunciones  de que nunca sale nada mal. Si ésa es la creencia en que el niño llega a la edad adulta, poseerá un limitado sentido de la realidad y le costará enfrentarse a las cosas  que suceden en la vida.  Al igual que la piedra debe pulirse para convertirse en algo valioso, la vida nos pule para convertirnos en diamantes.”

Elizabeth K. Ross

Desde el nacimiento, los niños son capaces de recibir información del medio ambiente que los rodea, de integrar y seleccionar esa información y de dar respuestas originales y dirigidas hacia un fin.  A lo largo de la existencia, el mundo interno del niño se va haciendo cada vez más diferenciado y complejo.  El medio ambiente externo influye en estos procesos internos.

Las categorías conceptuales, las discriminaciones en la percepción, las fantasías y los miedos infantiles, representan, hasta cierto punto el producto de adaptaciones a la realidad externa. Pero los procesos del conocimiento, de la percepción de la fantasía y del enfrentamiento son capacidades humanas que se originan en la persona misma.

Es la consciencia misma del niño lo que le permite crearse una representación interna de la realidad.  La visión interna que se tiene del mundo, combina recuerdos del pasado, deseos para el futuro y fantasía de lo que pudiera ser la realidad.  Las concepciones del niño son diferentes a las del adulto porque los pensamientos del niño son distintos y porque sus experiencias son limitadas. Además  es necesario puntualizar que la visión de la realidad de cada niño es diferente a la de cualquier otro niño debido a su habilidad, su temperamento y a las motivaciones individuales que influyen en su conocimiento.

J. Piaget hizo una descripción del desarrollo del ser humano en cuatro etapas: sensoriomotriz, preoperacional, operaciones concretas y operaciones formales, nos menciona que en estas etapas los cambios cualitativos en el pensamiento del niño  y el ordenamiento de estos cambios dependen enormemente de los factores de maduración, y que los factores del medio ambiente pueden acelerar o retrasar la aparición de las etapas sucesivas.

El concepto personal y familiar de la muerte es uno de los aspectos más importantes para entender como el niño aprende a simbolizar el concepto, porque el niño es vulnerable a las ideas que albergan los que lo rodean; el temor a la muerte empezará a penetrar en la mente del niño dependiendo de cómo se la enseñe el adulto y su contexto social.

Los niños padecen estados mentales semejantes a los de los adultos; los estados de duelo solamente pueden ser vencidos a través del juicio de la realidad: la lucha de los objetos buenos contra los objetos malos hace que el mundo interno del niño se desgarre reactivándose la posición depresiva.

Los niños se viven más en el presente y esa es una herramienta muy útil, ya que sus estados de ánimo son muy cambiantes y su yo es demasiado débil para soportar el duelo prolongadamente, el niño es menos dueño de su vida que el adulto, pero es más capaz de superar el dolor y la pérdida.

Educar para Vivir y Morir

Son muchas y diferentes teorías que abordan el tema de la muerte y el morir, todas ellas tienen perspectivas muy definidas para entender cómo se da significado a un evento en la mente del hombre en sus diferentes etapas de la vida, no obstante y siendo partidaria de la premisa  de que las bases cognitivas y la estructura de la personalidad se construyen principalmente en los primeros años de vida, dejo en manifiesto la importancia de analizar la información que proporcionamos desde el contexto familiar,  educativo y social en relación a la vida y a la muerte,  somos los adultos y la sociedad los responsables de facilitar en los pequeños un concepto de la terminación de la vida que evite en lo posible el miedo y la ansiedad.

Los conceptos y los significados son resultados muy importantes del aprendizaje por sí mismos pero también esenciales para resolver problemas.  Los conceptos constituyen las principales herramientas que utiliza un individuo para pensar sobre algo.  Las palabras que representan los conceptos son nuestro principal medio de comunicación oral y escrita; si no conocemos todos el mismo significado de las palabras (conceptos públicos), no podemos comprendernos mutuamente o en la realidad interpretaremos mal lo que se ha querido comunicar. Es por ello que se convierte una necesidad revisar, desechar y  reestructurar nuestros conocimientos y patrones mentales en torno a la muerte realizando  nuevas construcciones conceptuales que nos faciliten la vivencia  de este hecho de una manera sana y natural.

La muerte al llegar, provoca  muchas emociones, preguntas y actitudes y responsabilidades a los que se quedan,  por ello es vital educar en la muerte para enfrentar saludablemente la transición de la última fase de vida.

El miedo a la muerte está en función del valor que se le da a la vida, por eso es que la muerte para algunos puede ser un evento deseable, tiene muchas caras y significados: puede ser muerte física, la pérdida de alguien, un  fracaso, la  soledad, la enfermedad, el desamor, el fin de una etapa.

Hablar con naturalidad de la muerte y darles oportunidad de encontrarse con esta realidad,  es  fundamental para los niños, adolescentes y adultos, porque se cambia el sentimiento de terror que se vive ante la finitud de la vida.

La muerte toma sentido por la riqueza  o pobreza de sus significados, nuestra misión es romper los patrones culturales, familiares y personales que enseñan a temerle a la muerte, ya que son nuestros pequeños quiénes en un futuro pagarán las consecuencias de tanta ignorancia.

Tan. Socorro Ceja

Morir nos sienta fatal…

Queridos amigos:
En esta ocasión les compartimos esta  Entrevista con  Marta López Alonso  quién nos cuenta, a través de su experiencia personal, el contenido del libro ‘Morir nos sienta fatal’, que se ha definido como “una conversación sincera, profunda y enriquecedora sobre el antes y el después de la muerte cargada de emoción, reflexión y humor”, del que es coautora.

La coherencia del corazón y el duelo


En esta ocasión, voy a contaros una interpretación muy personal de las dos maneras en que la coherencia del corazón y su reciente descubierto sistema neuronal propio, podrían afectar en la percepción y sanación del duelo.
La primera parte tiene que ver en cómo nos afectan y podemos afectar a otros los estados de ánimos por medio de las ondas electromagnéticas que irradia el corazón.
La segunda parte tiene que ver en cómo percibimos psíquicamente a nuestros seres del azul y como difiere la respuesta si entra en funcionamiento el sistema límbico o el reciente sistema neuronal del corazón.
Voy a ser muy esquemático y luego cada cual puede investigar en los cientos de artículos sobre este apasionante tema.
Cuando los seres humanos estamos en un espacio de entre 2 a 4 metros de distancia, nuestro subconsciente capta la información energética contenida en nuestro corazón…
Si una persona está nerviosa, su corazón emite esta desarmonía a su entorno, y los corazones cercanos empiezan por sincronía a oscilar de la misma manera, creando un ambiente de crispación aunque intentemos poner buena cara para disimular nuestro dolor, que al final lleva a un estado de frustración y de enfado, al no estar en armonía el plano físico, emocional y mental…
Por eso en el duelo es necesario para ir sanando, ser sinceros con nosotros mismos, para llorar si así nos apetece y reír si así ocurre, ya que aunque disimulemos, nuestro corazón no engaña al corazón de los otros y hay que ser uno mismo más que nunca, dejando los prejuicios a parte, cosa complicada por las memorias almacenadas durante toda nuestra vida, pero no imposible.
Por eso también al estar más sensibles, notamos quien nos acompaña con el corazón y quien lo hace porque toca hacerlo… Una vez más el corazón “ve” más allá de las apariencias y por eso la sinceridad del que nos acompaña y escucha nuestro dolor, es fundamental para estar en armonía y poder coger la mano del que nos la tiende y poner nuestro corazón en la suya…
Cuando aparece la sublima compasión nacida del Alma, los corazones de las dos personas hablan el mismo idioma y una mirada o un abrazo es suficiente, para que rueden lágrimas sanadoras o silencios llenos de gratitud sin cesar.
Esto se puede extrapolar a muchos otros aspectos del duelo, pero creo que si habéis cogido la idea, podéis utilizarlo conscientemente y de esta manera ver los procesos energéticos “invisibles” que influyen en nosotros y entender así situaciones que antes pasaban casi desapercibidas.
La segunda parte de este artículo, ha surgido como resultado de las experiencias psíquicas que tuve cuando fallecieron algunos de mis seres queridos y cómo las percibí y me ayudaron a sanar.
Cuando estamos en duelo, hay un bloqueo mental lógico al tremendo shock sufrido, esto nos crea stress y nuestro cerebro casi va en automático, siendo el sistema límbico el que toma el mando.
Ya que este contiene todas las memorias emocionales tanto negativas como positivas, pasamos a estar en manos de acciones y reacciones donde el cortex casi no tiene tiempo de reaccionar al ser más lento que el sistema límbico, con lo que no racionalizamos casi nada de manera normal, no sabemos qué nos ha pasado y menos porqué, el caos es absoluto.
En estos casos, fácilmente podemos pasar a tener los llamados estados alterados de consciencia, donde percibimos destellos del mundo del Alma, pero al estar tan colapsados no somos conscientes de lo que son o si algo intuimos, dudamos de que así sea, al no estar acostumbrados a estos fenómenos psíquicos.
Conforme vamos pasando por las etapas de duelo, la mente va sanando, pero las emociones no siguen su ritmo, siguen pasando directamente por el cerebro instintivo. ¿Cómo acelerar esa recuperación y equilibrar emociones y pensamientos? Ahí entra la coherencia del corazón, el nivel de consciencia particular de cada uno y el tiempo necesario para trasforma el sufrimiento en dolor, el dolor en tristeza y la tristeza finalmente en paz.
Cuando nuestros seres queridos nos envían un mensaje psíquico desde otra dimensión, al llegar a nuestros sentidos psíquicos y pasar a la subconsciencia, se mezcla con los pensamientos que nos activan los recuerdos de nuestro ser querido, ya que el cerebro no distingue que es un mensaje psíquico y lo ve cómo recuerdo… Activando las emociones de perdida y sumiéndonos en una profunda caída energética, emocional y mental donde nos asaltan miles de pensamientos, miedos, frustraciones, etc… que voy a contar que no sepamos cada uno por su propia experiencia personal e intransferible.
Pero cuando ese mensaje pasa a través del corazón, de la intuición, cuando estamos serenos y en brazos de nuestra alma, la percepción psíquica, pasa directamente del corazón hacia el cortex por medio del sistema parasimpático, así como a través de otros centros psíquicos y energéticos del cuerpo, percibiendo entonces una sensación de paz junto con una expansión de la consciencia.
En este estado de comunión psíquica, podemos percibir lo que miles de personas en duelo han vivido y muchos no se han atrevido a contar por temor a que nadie les creyera, como por ejemplo oler aromas de flores, el aroma de su perfume favorito o respirar tranquilos sintiendo cerca la presencia del ser amado.
También podemos sentir imágenes o palabras de esperanza que sabemos ciertas y lágrimas de felicidad pueden rodear nuestras mejillas… pero puede que al racionalizarlas entren en conflicto con nuestras creencias y podemos dudar así de su realidad trascendente, este punto ya depende de la sinceridad de cada uno, del tiempo que dedique a su autodescubrimiento interior, del tiempo que entre el silencio para escuchar su alma, en fin de vivir en la fe que proporciona la experiencia interior que ayuda a tomar consciencia de la responsabilidad que tenemos de cambiar o no nuestra manera de procesar la vida en todas sus facetas.
Por eso es importante tratar estos temas cada vez más de manera holística, pues el alma muchas veces, por no decir casi siempre, no se tiene en cuenta a la hora de sanar. Tenemos un cuerpo, una psiquis (emociones y pensamientos) y un alma y parte de la verdadera sanación a mi humilde entender nace de tener en cuenta la UNIDAD que somos y como esa unidad también se extienda a la FRATERNIDAD SANADORA demostrada en los grupos de autoayuda, donde hablan los corazones, donde habla la tolerancia, donde al final se ven almas y no personas, se ven corazones y no pensamientos, donde el Amor más coherente termina sanando el cuerpo, la mente y el alma…
Hoy más que nunca me despido con un abrazo de corazón a corazón… ¡Bendiciones!
Vuestro amigo de sendero, Guillermo J. Recourt

6to. Congreso Internacional de Tanatología !!

SEIT (Sociedad Española e Internacional de Tanatología)
Queridos amigos:
A todos los que estén interesados en actualizarse y aprender de la Disciplina Tanatológica están cordialmente invitados al 6to. Congreso Internacional de Tanatología realizado por primera vez en México!!
Donde estaré como Ponente y Facilitaré un taller de Coaching Tanatólogico Grupal!!
Aunque el evento es hasta Octubre, les comparto el Flyer porque es mejor programar la asistencia con tiempo al congreso y así  obtener descuentos en el costo de inscripción y en los boletos de avión.
En Octubre tenemos una cita en Culiacán, México!
Bendiciones
Socorro Ceja