El momento de morir puede ser transformado!!

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Para seguir aprendiendo de la pérdida y el duelo: El momento de morir…

Cuando tu alma cumple su plan divino en esta dimensión física , se está listo para regresar a casa.
Si tan sólo tuvieramos sensibilizados nuestros dones y consciencia espiritual, podriamos anticipar nuestro momento de regreso y las circunstancias de nuestra trascendencia.
Sería posible hacer una reunión y despedirnos de los que amamos, reconfortándoles en vida por nuestra ausencia física pero llenándoles de esperanza por nuestro encuentro espiritual, eterno y posible aquí y ahora.
Cuando el Ego y el Apego no sean tus guiones de vida, encontrarás que la pérdida y la muerte no existe.
Más es importante que sepan que las últimas emociones, pensamientos y sensaciones son importantes para ayudar a la transición, tanto del hermano que trasciende como el que acompaña.
Por ello debes trascender el sufrimiento y entregarte a ellos en el amor más puro, el que permite y respeta los tiempos del vivir y del morir..
Darle gracias, recordar todo lo bello, honrar su memoria, liberarle del peso de contenerte, pero sobretodo sentirte bendecido por su presencia en tu vida y el amor frutificado en la renuncia de nuestro egoismo, donde el AMOR sobrepasa toda barrera, todo espacio, todo tiempo, toda forma…
Nadie muere solo, porque el mundo espiritual siempre acompaña alerta a los que ama, no te preocupes por si alguno de los tuyos trascendió aparentemente lejos de su familia, ya que es una ilusión, solamente con el poder del pensamiento se puede sentirse abrazado, cuidado y acompañado de los que tanto importan a nuestro corazón.
Recuerda que el amor es la energía más poderosa que os pertenece, esta energía acompaña en el nacimiento y en el regreso, porque es nuestro derecho divino.
Ya es tiempo de descorrer el velo del engaño, no temas a la muerte mi hermano ni a perder a los que amas , sólo llenate de amor y os aseguro que así como os vives , tu retorno a casa será!!
Os abrazo en la luz que ya son!!

Duelo y el Niño Interior!!



Queridos amigos:

Cuando estamos en duelo siendo adultos, el niño interior emerge con fuerza,  dolido y  enojado, reclamando por su pérdida, por  sus heridas pasadas y presentes.

El niño interior es: nuestra parte emocional y sentimental, creativa, sanadora, espiritual, trascendente.

En la práctica clínica como Psicoterapeuta y Tanatóloga he observado que mucho de lo que  determina el avance o estancamiento de nuestro proceso de duelo es sanar a nuestro niño interior y no la pérdida en sí; porque  es el niño interno el que nos ayuda  a trascender,  a liberarnos, a ser autoconscientes, a amarnos y a aceptarnos, y sobre todo nos enseña a mirarnos profundamente y reconocer quienes somos en nuestro maravilloso ser,  tiene la magia para comprender  que la muerte no existe y que la vida es continua, sabia y divina.

En la tradición espiritual de oriente, “la infancia es el momento de la vida donde todas las cualidades espirituales están presentes en su pureza “.La energía del niño interior tiene un poder de transformación elevado. El niño Interior esencial nos recuerda nuestro poder y nuestra capacidad para realizarnos plenamente a lo largo de nuestra vida a pesar de pasar por circunstancias adversas.

Recordemos cuáles son las necesidades básicas de nuestro niño:

Todo niño interior necesita del amor de sus padres, el amor se entiende por:

  • Cuidado
  • Responsabilidad
  • Respeto
  • Conocimiento

Todo niño interior necesita ser alimentado durante su vida con:

  • Amor,
  • Aceptación,
  • Reconocimiento,
  • Pertenencia,
  • Protección
  • Autovalía.

Pero sabemos que muchos de Nosotros no tuvimos la fortuna de nacer en un hogar saludable y afectivo,  tal vez  hemos vivido con grandes carencias y pérdidas tan grandes que han lastimado nuestro ser…

¡ Y esas Heridas Pasadas….son heridas presentes y futuras!

Las heridas emocionales de la infancia permanecen abiertas,  lo que obliga a utilizar máscaras e imágenes para cubrir la herida del alma del niño y tratar de parecer lo que quisieras ser en el adulto,  ocultando lo que se es en realidad, es aquí que nos desconectamos de nuestro más valioso aliado para crecer y sanar….

Un CICLO que se repite de Generación a Generación…

“Algunos padres aman a sus hijos, algunos de ellos están demasiado destrozados para amarlos como deberían y otros no pueden ni siquiera amarlos”.
Dra. Raquel Levistein

También nuestros Padres han tenido un niño herido, por ello podemos entender que no es mucho lo que nos podían ofrecer, ya que sin autoconsciencia  y conocimiento no es posible hacer elecciones saludables….

Para tomar en cuenta:

Cuando los padres   platican sin tener cuidado  todos sus penares, su infancia, sus rechazos, las comparaciones, los abusos, el desprecio sobre el sexo opuesto, la suegra, los padres, la vida, a los hijos, esto desvanece la inocencia del alma del niño, y lo convierte en rescatador de mamá o papá durante su niñez, y como adulto es el salvador de inútiles y fracasados, se hacen misóginos, o mujeres sometidas y autodevaluadas que acepta lo que sea por una migaja de amor.

¿Qué pasa con los niños?

Se empieza a  albergar un  odio inconsciente hacia los demás, especialmente hacia el progenitor o adulto que se encargó de robarle la niñez, contaminando con veneno emocional el alma,  que vierte en todo lo que aprendió a detestar… incluso contra sí mismo. Esto provoca culpa inconsciente y la imposibilidad de establecer relaciones adecuadas con los demás, además que repetirá el patrón con sus propios hijos, esto condenará al adulto de mañana a la neurosis y con ella la sensación interna permanente de vacío, dolor y soledad.

Reflexiona: ¿Estás haciendo más de lo mismo con tus hijos?

Si la respuesta es positiva es hora de parar y compensar, la única forma de reparar el daño que hemos hecho a nuestros hijos es cuando estemos sanados, ya que nadie puede ofrecer lo que no tiene.

¿Quieres saber si tu niño está sano?

Identifica cuál es el miedo que te domina, puedes ayudarte analizando las conductas que a continuación te describo:

  • En el miedo a perder: lo domina  la inseguridad por lo que se pone una coraza defensiva para aparentar ser su opuesto. Entonces  los identificamos por su orgullo, soberbia, impaciencia, agresión, ira, autoritarismo, fanatismo y toda su corte de afiliados.
  • El miedo a enfrentar: lo domina el sentido de ser poco valioso, le gusta el papel de víctima para llamar la atención,  se disfraza de pudor, timidez, susceptibilidad, cobardía, indecisión y todas las tonalidades de auto destrucción e inferioridad.
  • El miedo a ser abandonado: lo domina el sentimiento de no ser amado, trae consigo los celos, la posesividad, la vanidad, la sobreprotección, la baja autoestima y la necesidad de manipular.
  • El miedo a la muerte: lo domina el sentimiento de acumular,  porta muchas caretas, entre ellas: la desconfianza, la tacañería, los apegos, las fobias, la rebeldía, y la histeria.

¿Con cuántas descripciones te identificaste?

¡Con sólo una identificación es señal de que tu niño interior está herido!

De las cosas que más me sorprende cuando comparto con los grupos de Duelo, es que cuando me dirijo a ellos como “niños” su canal de energía se eleva y el conocimiento se da con mayor fluidez, incluso también me permito acompañarles desde la niña, a quién siempre pido la conexión y la sabiduría para que me guie en mi misión de sanadora.

¿Están listos para empezar a sanar su niño y por ende activar la fuerza espiritual para trascender su dolor y sufrimiento?

Les comparto estos dos ejercicios, excelentes cuando se hacen por elección consciente…

Ejercicio 1:

Habla con tu niño interior  todos los días, se amoroso, dale confianza, dile que ahora tu vas a cuidar de él, que te tiene a ti para protegerlo, que lamentas haberlo abandonado tanto tiempo, pero que ahora estás dispuesto a escucharlo, hazle saber de  tus proyectos, de tus deseos, de tus metas, etc.

Ejercicio 2:

En un lugar tranquilo, siéntate cómodamente y elige música suave y entabla una charla con tu niño interior. Platica con tu niño interior e intenta conocer todos sus sentimientos y emociones pregúntale: ¿Qué te gusta? ¿Qué no te gusta? ¿A que le temes? ¿Qué sientes? ¿Qué necesitas? ¿Cómo pudo ayudarte a sentirte seguro? ¿Cómo puedo hacerte feliz?
Este ejercicio funcionará mejor con los ojos cerrados.
Mientras conversas con el ten compasión, apóyalo, demuéstrale que lo amas, que lo proteges y que puedes atender todas sus necesidades, hazle saber que estás ahí para ayudarle siempre.

Importante: En el proceso de reconexión y sanación interior puedes tener algunos recuerdos dolorosos a través de sueños o sensaciones, pueden llegar a sentirte más enojado, triste, abandonado,  No os preocupeis, el niño primero quiere ser libre y mostrar lo que por mucho tiempo no se le escuchó ni atendió, sigue hablando con él y verás que te mostrará su verdadera naturaleza “de amar incondicional”.

De Niño(a)  a Niño (a) , te saludo y abrazo en la luz que ya eres!!

Bendiciones

Socorro Ceja

Tanatóloga Master, Psicoterapeuta Familiar y Orientadora Espiritual

El Laberinto del Duelo

La etimología de laberinto no está muy clara, así pues, me remitiré a la definición que en la alta edad media dieron de laberinto. Vendría de (labor) trabajo y el lugar cerrado o interno (intus).
Podríamos decir así que un laberinto es un lugar para trabajar lo oculto, lo interno, que si lo aplicamos al hombre a nivel mental y emocional, le da un nuevo sentido como instrumento de autodescubrimiento.
El laberinto así sería una estructura arquetípica que nos muestra la forma en que vemos el mundo y lo recorremos. Lo cierto es que el laberinto tiene la finalidad de entrar de forma fácil y ser muy difícil o imposible salir de él.

Aquí vemos una gran similitud con el proceso del duelo. Cada cual se enfrenta a su propio laberinto, siendo su tamaño proporcional a la forma de ver la vida y la muerte, por eso es tan personal el duelo, a pesar que las etapas por las que se pasa son las mismas para todos, no así el tiempo de permanecer en cada una.

En el mito de Teseo, éste consigue matar al minotauro y luego salir del laberinto gracias a su amada Ariadna que le dio un ovillo, con el que consiguió salir.

El Amor es la clave que consigue recorrer el camino sin miedo a perderse y la confianza en uno mismo, la herramienta principal que mueve la voluntad, para transmutar al minotauro (nuestros miedos y emociones negativas) en una energía regeneradora y vitalizante, tal y como Mitra el dios Persa creador, renovaba la naturaleza con la sangre del toro, símbolo Lunar por alusión a la forma de media luna de sus cuernos.

En los laberintos encontramos que tienen en común una cruz central, punto cardinal que ordena el caos de sus pliegues, es el símbolo del centro del mundo, de la Jerusalén Celeste, ya que en la edad media los laberintos se llamaban, “Los caminos de Jerusalén”.

Este peregrinaje, tiene una marcada búsqueda espiritual, un viaje al centro del ser, donde todos los sufrimientos son trasformados por la visión interior.

Los laberintos están unidos también al uso eficiente de las energías, nos instan a sentir nuestra propia energía y la que circula a nuestro alrededor. Así en las catedrales góticas como la de Chartres, el laberinto está situado encima de corrientes telúricas que alcanzan su punto máximo en el centro del laberinto, haciendo sentir al peregrino de dicho laberinto una energía que eleva la sensación de Paz y de tranquilidad.

En los procesos de duelo, en la entrada a nuestro particular laberinto (La transición de nuestro ser querido), nos lleva a buscar ayuda en nuestros seres queridos, amigos, conocidos, pero sólo podemos entrar nosotros, así lo dice el mito y la realidad, el camino interior sólo lo podemos andar en primera persona.

Al igual que Teseo sabía que se enfrentaba a ser devorado por el minotauro, pero su Amor en la gracia divina (Ariadna) y confianza en sí mismo, le ayudaron a mitigar su estrés, miedos y dolor al separarse de sus seres queridos, para entrar en lo profundo de la caverna minotáurica, así tenemos que enfrentarnos al dolor.

En cada repliegue del laberinto, nos asaltan preguntas sin respuestas, ataques de ira, de rabia contenida, de miedo a dar el siguiente giro… pero debemos continuar girando en busca de la siguiente experiencia, porque el estancamiento nos lleva a morir en vida, a envenenarnos mentalmente, a odiar la vida y cada paso que damos hacia el minotauro con Amor, es un velo descorrido hacia la verdad.

Cuando llegamos al centro del laberinto, encontramos al minotauro dormido, como cuenta el mito, no era tan difícil como suponíamos, los miedos al cogerlos por los cuernos, al enfrentarlos, desaparecen y se convierten en experiencias, en aprendizaje, sin prejuicios, sin emociones encontradas, y nos dan una Paz y Autoestima que nunca imaginamos.

El duelo hay que pasarlo, vivirlo, trabajarlo, pero nunca olvidemos que tras recorrer el laberinto y llegar a tocar fondo, hay que empezar a recordar que hay una salida, una vida que vivir y que el regreso pasa por cogernos al hilo de Ariadna, al Amor que trasforma el dolor en recuerdo feliz, en Amor compartido.

Al asirnos al Amor, caminamos de regreso a vivir de forma diferente, pero a vivir al fin y al cabo, pero trasformados, revivificados por el Amor que tenemos en nuestro interior y que nos une al ser Querido. En este caso el ser trascendido sería Ariadna, que nos espera en la puerta del laberinto, en otro estado, caminando a nuestro lado en cada acción de Amor, en cada sonrisa, en cada pensamiento en el que el Amor este presente.

Ahora la vida continua, su Amor nos ha ayudado a salir del vacío, y lo ha llenado de recuerdos, experiencias y sentimientos que nos ayudan a trasformar el mundo que vivimos, lo hacemos rodeados de su esencia que nos susurra en todo momento: “Ámalos como me has amado a mí y su sonrisa será la mía”.

El Laberinto lo vemos ahora desde arriba, desde la distancia recorrida y nos damos cuenta que todo esto nos ha ayudado a transformarnos, a retomar la vida desde otro punto de vista, y a saber que tendremos que enfrentarnos a otros laberintos en nuestra vida, pero ahora sabemos que el Amor y la confianza en uno mismo y en Dios, nos mostrará siempre que hay una salida para cada situación.

Recibid un fuerte abrazo de esencia a esencia.

Guillermo J. Recourt